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El poco experto defensor de Tennessee no se encontraba en el grupo que rodeaba el lúgubre árbol; pero cuando los asistentes nos volvimos para dispersarnos, atrajo nuestra atención la presencia de un carrucho tirado por un burro y parado en el borde de la carretera.

Queda presidio en la Asumpcion: navegan rio arriba el rio Paraguay; llegan al monte San Fernando, y á los Payaguás, Guajarapos y Sococies. Confirmada la paz, volvimos por el rio Paraguay á Alvar Nuñez Cabeza de Vaca, que informado de nuestro buen suceso, determinó ejecutar la empresa que habia pensado antes.

A las once y media de aquella noche montamos Sarto y yo nuestros caballos. A Tarlein le volvimos a dejar de guardia, sin revelarle nuestros propósitos. La noche era obscurísima. Yo no llevaba espada, pero el revólver, un largo puñal y una linterna sorda. Llegamos a la puertecilla, desmontamos, y Sarto me tendió la mano. Esperaré aquí dijo. Si oigo un disparo, me...

Yo me separé de las tres muchachas y fuí a ver al gran Urbistondo, que me explicó sus ideas acerca del sentimentalismo de las mujeres con una seriedad un tanto cómica. Volvimos a Lúzaro, dejando a la hija del torrero anegada en un mar de lágrimas. Por la noche fui al Guezurrechape, como había prometido. Allá estaban Larragoyen y sus amigos, que me recibieron entre aplausos y gritos.

Las dos jóvenes son sevillanas y creo que primas carnales... ¿No conoce usted al sacerdote? Es un jesuita... un señor de mucha fama. Se llama el padre Talavera, ¡Qué linda es la hermana María de la Luz! ¿eh? Mucho. Vagamos todavía un rato por los jardines, pero no volvimos a tropezar con ellas. En cambio, fuimos a dar a un cenador donde tres o cuatro bañistas leían periódicos.

El juez, a quien se avisó, tuvo la atención de venir por tratarse de una señorita, y delante de él volvimos, como ante el inspector, a exponer nuestro litigio. El tenedor de libros también reclamó. Yo pedí, desde luego, el depósito de Gloria en lugar adecuado, y el juez lo decretó inmediatamente.

El puerto denominado de San Antonio en el nuevo plano, se debe examinar, observando con exactitud sus bancos, escollos, fondo y canales; porque poblándose entre los dos rios mencionados, ó en alguno de ellos, podrá venir á ser muy útil el cubrir y asegurar tambien este puerto; y mas, siendo el camino como refiere el mismo Padre en su diario, en el dia 29 de Mayo, que es el siguiente: "Quede pues sabido para todos, que este camino desde las Salina del Volcan hasta cuatro leguas mas hallá del Arroyo de la Asumpcion de donde nos volvimos, que por tierra adentro es cosa de 70 leguas, es camino no solo de cabalgaduras sino tambien de carretas, sin pantano alguno, con pasos por los rios, aun por los dos grandes de las barrancas, con leña para pasar: porque, aunque en algunas partes hay muy poca, se puede cargar donde la hay; con abundancia de agua: de manera que casi siempre se puede hacer mediodia en un arroyo y noche en otro.

Se marchó de mañana por la dicha sierra y rio, y á las cinco de la tarde lo volvimos á pasar á la banda del SE, en el que se nos volcó la carretilla, y se mojaron algunas municiones. Este dia nos llovió á media tarde: paramos á cosa de las seis. Dia 19.

Cuando paró el tren, nuestra víctima se apresuró a salir sin despedirse, dio un gran golpe a la portezuela y no volvimos a verle más. Conozco a la hermana San Sulpicio. El ómnibus saltaba por encima de las piedras sacudiéndonos en todos sentidos, haciéndonos a veces tocar con la cabeza en el techo; yo llegué a besar, en más de una ocasión, con las narices el rostro mofletudo de D. Nemesio.

Eran más de las once, y tuvimos precision de salir para almorzar. Almorzamos en un restaurant del boulevar de la Buena Nueva, á los cincuenta pasos de nuestra fonda, y nos volvimos para ver qué noticias nos daba Madama Ponteral. Esta pobre mujer habia subido a nuestra habitacion, y habiendo sabido que habiamos salido con el objeto de almorzar, nos estaba esperando en la puerta de su casa.