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Idea general de la ciudad. Panorama circunvecino. El tipo sevillano. Costumbres sevillanas. La ponderada hermosura de Sevilla y de la inmensa llanura que la rodea, me hacia desear vivamente la ocasion de contemplarla en su totalidad. Su situacion y configuracion indican naturalmente la ascension á la torre de la Giralda, ante todo, para admirar el panorama entero á vista de pájaro.

Babor contestaba el timonel desde abajo, como un eco. Seguía el capitán un rato con las cejas fruncidas y mirando a la proa; al cabo volvía a inclinarse y decía: A la vía. Vía respondía el timonel. Entonces se extendían de nuevo los resortes que tenían contraído su rostro atezado, y volvía a dibujarse en sus labios una sonrisa cándida y afable. Da gusto oírle tocar las sevillanas; ya verá usted.

En prueba de lo dicho acerca de las diferencias que hubo entre las casas sevillanas del siglo XIV, y las del XVI véase lo que dice el historiador Morgado, en el capítulo que lleva el siguiente epígrafe «Del nuevo adorno exterior de las casas de Sevilla ... etc. Todos los vecinos de Sevilla «labran ya las casas á la callelo cual da mucho lustre á la ciudad.

La piel erizábase de gotas de sudor; los pechos se dilataban, como si no encontrasen aire. ¡Vino y más vino! Para el calor no existía remedio más acertado: era el verdadero refresco andaluz. Batiendo palmas unos, y chocando otros las botellas vacías, como si fuesen palillos, jalearon las famosas sevillanas de María de la Luz y el señorito.

Una noche le dije en el café, hablando de las mujeres sevillanas: Amigo Villa, evidentemente estas mujeres son más graciosas y apasionadas que allá en el Norte, tienen más ingenio y saben querer de verdad...; pero me temo que no hagan tan buenas esposas como amantes. Quería tirarle de la lengua. Y lo conseguí, con gran satisfacción por mi parte.

En fin, la ejecución fué espectáculo que acongojó el ánimo de los que la vieronLa historia de Cosme Sevaro, es de las más famosas que registran las memorias sevillanas.

Lo peculiar y lo castizo, en lo que tienen de exclusivas estas calidades, provienen de divisiones que hizo la naturaleza misma, y no de las divisiones administrativas o políticas, esto es, artificiales, como son las divisiones por provincias. Malagueñas o sevillanas habrá, sin duda, de casta y suelo más homogéneos con los de ciertas cordobesas, que los de muchas cordobesas entre .

Los tres marineros también fueron quemados por la Inquisición, pero es fácil suponer que nadie se ocuparía en recoger sus cenizas, que ya se sabía lo caras que costaban. Aunque las memorias sevillanas no han conservado su nombre, un coetáneo dice que era muchacha bonita y muy graciosa y despejada.

Era Julia que había entrado de puntillas sin ser notada. ¡Al fin has caído en mis manos! ¡Abajo los peluqueros! ¡Y en las mías! ¡Arriba las niñas sevillanas! dijo Miguel sujetándola para darla un beso. ¿De dónde sacas , fatigoso, que yo soy de Sevilla? repuso Julita con marcado acento andaluz, y comiéndose más de la mitad de las letras.

Alonso Bohorques, Rector del Colegio de San Alberto; Fr. Agustín Velázquez; el P. Fr. Miguel Guerra, y el P. Fr. Gaspar de Cebes, del Orden de San Francisco. Fecha en Sevilla á 2 de Febrero de 1614. D. Rodrigo Ortiz de ZárateTal fué el curioso suceso que las crónicas sevillanas registran, y por el que se ve que todos los caballeros de antaño no eran un modelo en esto de la caballerosidad.