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Actualizado: 8 de julio de 2025
La escoba, que aún estaba arrimada á la puerta, la puso en las manos del muchacho el joven que lo sacó de la calle, y al entregarle la escoba, le dió dos fuertes bofetadas, volviéndole á la triste realidad de la vida, al par que le decía: ¡Imbécil, cuanto acabas de dejar solo se adquiere con dinero!
«Eso no será nada» dijo observando aquel extraño mirar de D. Francisco. ¿En dónde está la ventana, la ventana?... gimió el infeliz en la mayor desesperación. Ahí, ahí, ¿no la ves?... gritó Rosalía, volviéndole hacia la luz. No, no la veo, no te veo, no veo nada... Oscuridad completa, absoluta... Todo negro...
Los labios del joven estaban plegados por una sonrisa galante y protectora. Separose de él bruscamente y, volviéndole la espalda, se puso a caminar por la playa rozando los dominios de las olas. El vapor iba a ocultarse ya detrás de uno de los cabos como un guerrero fantástico que caminase dentro del agua, asomando solamente el penacho de su casco.
Pues digo, si lo que Dios no quiera, sobreviene la muerte a la hora menos pensada, y la coge así, le cayó la lotería». Si me muero, me llevo a mi hijo conmigo dijo la diabla, volviéndole a coger y estrechándole contra sí. Otra barbaridad. Hoy estamos de vena. ¿Pues no es mío?, ¿no le he dado yo la vida? ¡Cómo!... ¿darle vida usted? Hija, no tiene usted pocas pretensiones.
Tal soy dijo el licenciado. Pues tomad este pliego y enteráos de él en servicio del rey y de la justicia. Tomó el alcalde el pliego, y apenas le hubo tomado, cuando el desconocido, volviéndole rápidamente la espalda, dió á correr con una velocidad maravillosa. ¡Síganle y agárrenle! gritó el alcalde.
El 29 llegó al Fuerte de Ledesma dicho Capitan comandante con sus hijos y el Asesor; y volviéndole á instar á la secuela de nuestro viage, y á hacerle cargo como habia dejado arrojado al práctico Guzman en el de Centa, y que habia fletado un caballo para venirse; que lo llamase, y se hiciese cargo que no encontraria otro práctico; que ¿como no dejaba quienes custodiasen el barco? Respondíome á esto, "que ya habia gastado bastante, y que no se le habia olvidado lo que habia de hacer."
Márchese V., buen hombre... exclamó entonces uno que hasta lloraba. Yo hice también señas al segador de que se fuese al instante. El infeliz se levantó lentamente. Pronto... ¡Márchese V.! repitieron todos, volviéndole la espalda. El segador alargó la mano maquinalmente. ¿Te parece poco? El pobre padre se alejó llorando, y á poco desapareció.
Sois un pirata desalmado, replicó el barón volviéndole la espalda, á tiempo que dos marineros asían á Cabeza Negra y le echaban el dogal al cuello.
Dos mujeres entraron en la plazoleta, y al incorporarse Rafael, quitándose el sombrero, la más alta, que parecía la señora, contestó con una leve inclinación de cabeza, y se dirigió al otro extremo, volviéndole la espalda para contemplar el paisaje. La otra se sentó a alguna distancia de Rafael, respirando penosamente con la fatiga de la ascensión.
Luego, pasando ante el matón, continuó su camino, volviéndole la espalda con una confianza despectiva. Pimentó, acostumbrado á que le temblase toda la huerta, se mostraba cada vez más desconcertado por la serenidad de Batiste. ¿Es la darrera paraula? le gritó cuando estaba ya á cierta distancia. ¿Es la última palabra? Sí; la darrera contestó Batiste sin volverse.
Palabra del Dia
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