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Actualizado: 2 de julio de 2025
Esos primores artísticos son obra de las manos mas rudas y callosas, de los pastores de Appenzell y las montañas de San-Gall, que al terminar los veranos bajan de las altas praderas con sus rebaños, y se consagran durante los inviernos á labrar sus admirables encajes ó bordados de gran valor, cuando no á esculpir juguetes y graciosas figuras en madera de abeto ó pino, de haya ó encina.
Es cierto que no faltaban mozalbetes en el lugar, empezando por el barberillo, que persistía en suspirar por María; pero todos estaban lejos de poder competir con Stein. Por este tranquilo estado de cosas habían pasado tres veranos y tres inviernos, como tres noches y tres días, cuando acaeció lo que vamos a referir.
Por la tarde salimos, y con el segundo rumbo llegamos á la Laguna Palentelen, que en su orilla tiene varios pozos abiertos por las gentes que van á Salinas, en los tiempos que la laguna está seca, como acontece algunos veranos de pocas lluvias: pero nunca falta en dichos pozitos á la media vara de profundidad.
Mme. de Roys, su esposa, segunda aya de los hijos del duque, fue favorita de aquella bellísima y virtuosa duquesa de Orleans, que la Revolución respetó a pesar de haber destruido su palacio y de haber mandado sus hijos al destierro y su marido al patíbulo. M. y Mme. de Roys habitaban en el palacio real durante el invierno y en el de Saint-Cloud los veranos.
Con la reparadora substancia del almuerzo, los cuerpos parecía que resucitaban, y los espíritus fortalecidos levantaron el vuelo a las más altas regiones. Instalados otra vez en el gabinete, Ponte Delgado contó las delicias de los veranos de Madrid en su tiempo. En el Prado se reunía toda la nata y flor. Los pudientes iban de estación a la Granja.
La condesa de Busdonguillo, dama elegantísima al presente, en otros tiempos señorita cursi de las que pasan las primaveras en el Retiro, los veranos en el Prado y los inviernos en torno de una camilla con lámpara de petróleo haciendo flores de trapo o redondeles de crochet, mientras alguno de los presentes cuenta lo que en la corte se dice cuidando de disfrazar la crónica escandalosa de modo que no dejen de enterarse las niñas de la casa.
Su contendiente de ajedrez estaba en unos baños. «¡Claro! todo el mundo se estaba bañando». Aunque don Víctor otros veranos, si bien pasaba junto al mar un mes, no se bañaba más que dos o tres veces, ahora echaba de menos todos los días la frescura de las olas.
¡Qué alegría ha tenido mi pobre madre al verme! Ya estoy instalada en mi querida casita de Rieux, donde he pasado tantos veranos durante mi infancia, pero en estos lugares no se encuentra aquello que en otros tiempos los vivificaba. Al lado de mi madre olvido todas las penas. La pobre está muy desfigurada, efecto sin duda de los disgustos que ha sufrido en viajes y destierros.
Mas cuando se las veía y oía de cerca, resultaban ser unas tiotas relajadas, comilonas, borrachas y ávidas de dinero, que desplumaban y resecaban al pobrecito que en sus garras caía. Contábale estas cosas el marqués de Casa-Muñoz que casi todos los veranos iba al extranjero. Las inquietudes de aquella incomparable señora acabaron con el regreso de Juanito. ¡Y quién lo diría!
La moderna necesidad de los baños de mar, dejando despoblado á Madrid los veranos, llenó de madrileños nuestra capital; y su buen tono, convencido de que para vivir á la moda era preciso salir á bañarse dió en irse á Ontaneda á remojarse en sus nauseabundas aguas; pues no era cosa de largarse á otro puerto de mar cuando tenía uno de los mejores en su casa.
Palabra del Dia
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