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Actualizado: 4 de julio de 2025


Cuando vengan á la iglesia las personas, que han de hacer la representación, no habrá tímpanos, ni atabales, ni trompas, ni música de ningún otro género, ni criado ni criada negra, ni se arrojarán confites ni golosinas de ninguna especie.

Lucía, ¿qué tienes? ¡Sol, Lucía, vengan! dijo acercándose a ellas una de sus amigas que salía del cuarto de Ana precipitadamente . Ah, Juan, que bueno que esté aquí. Ve, Lucía, ve, yo creo que Ana se muere. ¡Ana! , mande enseguida por el médico. Saltó Juan en la mula, y echó a escape.

Tanto, que cuando el acompañante desconocido del tenedor se arrojó sobre de improviso y me sujetó la mano con que empuñaba el revólver, un hombre del pueblo le sujetó a la vez, diciendo: ¡Aquí no se hacen canalladas! Deje usted que vengan los guardias. Y hubo un murmullo de aprobación en el corro. Gloria se había desprendido de las manos de don Manuel y había corrido a ponerse a mi lado.

¡Que vengan! dijo . Me gustaría verlos hoy mismo. Y miró en torno, cerrando los puños, como si fuesen á surgir de las paredes estos adversarios innumerables y desconocidos.

Si algunas veces habia yo suspirado viendo yacer en el abandono campos magníficos, miéntras que en Europa tantísimos infelices labradores perecen de miseria, cuánto mas agudo no debió ser mi sentimiento en presencia de aquellos lugares, los mas abundosos que yo habia encontrado hasta entónces, y en donde una naturaleza tan prodigiosa, y de un lujo de vegetacion extraordinario, parece estar pidiendo brazos que vengan á utilizarlos por medio del cultivo productor!

Tal vez algún día sabios, eruditos, curiosos, vengan en peregrinación a contemplar con cariño y respeto la página de este libro de la parroquia en que yo voy a dictar ahora el nombre de mi hijo, el de sus padres y abuelos, lugar de su naturaleza, etc., etcétera. ¡Abuelos! Mi pobre Antonio no tiene abuelos vivos; le faltará ese amor, pero el mío los suplirá todos».

Repito que vengo a echarte de esta casa y del puesto que usurpas repuso ésta con tranquilidad amenazadora, desafiándola con la mirada. La Amparo hizo un movimiento de arrojarse sobre ella, pero deteniéndose súbito se puso a gritar con voces descompasadas: ¡Pepe, Gregorio, Anselmo! A ver, que vengan todos. ¡Pepe, Gregorio! ¡Echadme esta tía de casa, que me está insultando!

respondió Catalina como saliendo de un sueño . ¡Cuántas gentes habrán sufrido aquí frío, hambre y miseria! ¿Y quién lo ha sabido? Nadie. Puede ser que, pasados cien, doscientos, trescientos años, vengan otros también a refugiarse a este mismo lugar.

Estoy muy atareado para poder encargarme de los asuntos de los demás.... Sin embargo, basta que vengan con este joven, al que aprecio, para que me decida a hacer algo por ustedes.... ¿Dice usted, niña, que son ocho mil reales? Bueno; pues compraremos Cubas: es el mejor papel. Ahora están a noventa y ocho, pero no tardarán en subir, se lo aseguro a ustedes.

Y ahora, para concluir, yo también tengo que hacer a V. una pregunta por encargo de mi ama, y claro está que repetiré con la mayor prudencia lo que V. diga. Vamos a ver: ¿cuál es el verdadero estado de la señorita Clotilde? Hoy por hoy, gravísimo. Creo, sin embargo, que de esa crisis saldremos adelante; pero de las que vengan luego no respondo; en uno de esos ataques tiene que quedarse.

Palabra del Dia

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