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Al pillo, ¡garrotazo!, y al honrado, «¡Vengan esos cinco!, ¡usted es mi amigo...!» Un rey que no permita que el rico atropelle al pobre y se burle de él, que no deje que nadie se muera de hambre queriendo trabajar... Vamos, creo que me explico. ¿Y eso crees que existía en otra época y que tu rey va a restaurarlo?

Por lo cual había renunciado Manrique Vélez, a casarse con Nieves Bermúdez. Mar afuera Le digo a usted, ¡carape! que éste es un problema que marea. Vengan aquí todos los sabihondos de la tierra, y pruébenme que cabe dentro del sentido común el que un hombre con barbas se pase media noche en claro, por el disgusto de no haber subido a Peleches en cuarenta y ocho horas. ¡Qué han de probar?

Su fe política es en la actualidad muy viva; en cuanto á firmeza, aguardad que vengan otras elecciones, ó que un dia de ruido le asusten las carreras y los gritos de la calle. Será dificil que las nuevas convicciones resistan á tan dura prueba. Anselmo. Sus variaciones sobre la pena de muerte.

Todo vuelve, don José, todo; ya ve Vd., hasta los carlistas. Doña Manuela, picada de no haber escuchado todavía un elogio para su guiso, comenzó a tronar contra la política. No sabéis hablar de otra cosa. Pues dejarles que vengan. Peores que estos que mandan ahora no serán. Calla, mujer. ¡ que sabes! Sería un horror.

Adiós, señor don Elías dijo Salomé, hecha un veneno porque el realista no se arrodilló á sus plantas como esperaba. Adiós, señor don Elías repitió Paz, viendo que su lagrimita no ablandaba el duro corazón del antiguo mayordomo. Pero vengan ustedes acá, señoras.... Las dos volvieron rápidamente. Yo estoy confuso; no por qué toman ustedes ese tono.

Desde Madrid había telegrafiado a una prima, y ésta, en unión con Manuel Antonio, dos de las niñas de Mateo y algunas amigas más, la esperaban en la mal empedrada plazoleta del Correo, donde paraba la diligencia. Y vengan de abrazos y achuchones y besos, y vayan de preguntas y exclamaciones y lágrimas.

No es cosa de aguardar a que esos incircuncisos vengan aquí a darle a uno tósigo. Mas ya el cura de Boán y el señorito de Limioso, unidos al Tuerto, formaban un grupo lleno de decisión.

Pues ha de ser forzosamente por medio de dos escolleras paralelas que arranquen en la misma barra y vengan a parar a Nieva. El agua, lo mismo en el flujo que en el reflujo, pasará entre ellas con mayor velocidad trabajando sobre el fondo hasta profundizarlo. Poco a poco el espacio comprendido entre el canal y las orillas irá quedando en seco y podrá sanearse fácilmente.

No me vengan a con revoluciones prosiguió, con salidas a la calle, gritando ¡viva la libertad! en la creencia estúpida que vais a vencer, con el solo esfuerzo del patriotismo y que los mandones se van a amilanar ante la opinión. ¡Pa los pavos! la opinión son los remingtons, ajo.

- promete -respondió Sansón-, pero dice que no ha hallado ni sabe quién la tiene, y así, estamos en duda si saldrá o no; y así por esto como porque algunos dicen: "Nunca segundas partes fueron buenas", y otros: "De las cosas de don Quijote bastan las escritas", se duda que no ha de haber segunda parte; aunque algunos que son más joviales que saturninos dicen: "Vengan más quijotadas: embista don Quijote y hable Sancho Panza, y sea lo que fuere, que con eso nos contentamos".