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Actualizado: 4 de julio de 2025
A mí me gusta la paz y concordia entre príncipes cristianos. Una vida descansada, mi misita por las mañanas con la fresca, mi corito mañana y tarde, mi altar mayor cuando me toque, mi paseíto por las tardes, y vengan penas». Cuando estaban almorzando, Fortunata no podía alejar de sí este comentario: «Si fue un bien que me adecentaras, estúpido, ya te lo he pagado y no te debo nada».
¡Que vengan después a decirnos que estamos en crisis! exclamó don Raimundo; mire usted, amigo Esteven, el movimiento y la vida de esta ciudad populosa y rica; todos parecen nadar en la opulencia y llevan cara de satisfacción. Allí va la mujer de S *, el fantasmón de quien le hablaba hace poco: fíjese en su tren de princesa; entretanto, el marido no paga a nadie. Y así muchas y muchos.
Al fin dijo con voz cavernosa: ¡Ah! ¿estás tú ahí, miserable, engendro del diablo, infame Cosme Aldaba, galopín maldito, envenenador protervo? pues espera, espera, que al fin te tengo en mis manos y frailes franciscos que vengan no te han de valer. Y se arrojó furioso sobre los dos hombres.
Un amigo fiel acababa de traer el aviso. La muchachita tísica arrojó el cigarro, escapando con un temblor cerval, que aún hacía más angustiosa su tos. La beoda abrió los ojos, miró en torno y volvió á cerrarlos, murmurando: ¡Que vengan! En la comisaría se duerme lo mismo que aquí. Elena se apresuró á huir.
Los demás recalaron todos á la tienda de Crisanto, en la calle de Pedro Conde, levantaron al montañés que ya se había acostado, é introduciéndose por la puerta falsa del portal, invadieron ruidosamente el establecimiento. Y ¡vengan cañas de Sanlúcar! ¡venga cante y guitarra y jaleo!
Gritaba la afligida mujer, como por muda no podía dar voces, daba aullidos y entonces el simple le acuchillaba, diciendo: Vengan y verán cuál pongo al diablo." Creer que Dios permitió semejante infamia, es un grosero insulto a Dios.
¡Qué hermosura de comedor!... Ahora vengan por aquí... miren... un cuarto de baño... ¡Espléndido! Mi cuarto..... y éstos que siguen... ¿ven?... para huéspedes... otro cuarto de baño... y todo con ventanas al corredor. ¡Es una gran casa! De cuartos grandes no más, ché; pero es cómoda. Ahora, nos bañaremos, si les parece, y comeremos en seguida.... Mañana recorremos lo demás. ¡Sí, ché, a bañarnos!
Algunos burgueses prudentes insinuaron al poeta la conveniencia de retirarse á París, por creer que el gobierno necesitaría la colaboración de un hombre tan célebre. ¡Que vengan los enemigos! contestó con sencillez . Aquí los aguardo. Sus hijos estaban en el ejército; las mujeres de la familia se habían ido á una ciudad del interior con todos los nietos.
En el salón estaba Lucía Moreno, sentada al piano, fastidiada porque no podía sacar una pieza de memoria. Muñoz fue a sentarse a su lado. Empezó a divagar extrañamente, bajo la influencia de su obsesión. Haga música triste, Lucía. Por ejemplo, la marcha fúnebre de Chopin, o de Sigfrido. Las amigas que vengan podrían vestirse de Walkirias. ¡Qué terrible sería Adriana transformada en una Walkiria!
¡Leve te sea el polvo! mis acentos No vengan tu reposo á perturbar..... Que ensalzando tu genio y tus virtudes Alta leccion al pueblo quiero dar. Que aunque yaces helado en ese lecho, Aun vive aquí tu espíritu inmortal, Como un perfume que la vida impregna Y pasa de una edad hasta otra edad.
Palabra del Dia
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