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Actualizado: 23 de octubre de 2025
Pero después de comer, la molestia pasó, Ben-Tovit la olvidó y acabó de tranquilizarse con el cambio de su viejo asno por otro joven y vigoroso, negocio que le puso de buen humor. Durmió con un sueño profundo; pero, al amanecer, algo vino a turbar su sueño. Se diría que alguien llamaba a Ben-Tovit para algún grave asunto.
Pero no se atrevió a hablarle ni a detenerla, por no turbar el silencio del dormitorio, iluminado por una luz tan débil que le faltaba poco para extinguirse. Mauricia atravesó la estancia sin hacer ruido, como sombra, y se fue.
Su esposa no podía tolerar el desenfado de las sobrinas, y Pablo, el hijo mayor, el favorito de la madre, apoyaba sus protestas contra aquellas parientas que venían a turbar la tranquilidad de la casa, como si con ellas trajesen un olor, un eco, de las costumbres del marqués. ¿De qué te lamentas? decía don Pablo aburrido. ¿No son tus sobrinas? ¿No son sangre tuya?...
Sin embargo, Juan marchaba, marchaba siempre porque le estremecía, más que la muerte, la idea de infringir los mandatos de la autoridad, y turbar, aunque fuese momentáneamente, el orden de su país. Cada noche se iban reduciendo más sus ganancias.
Excúseme usted si le interrumpo exclamó la vizcondesa , pero puedo dar a usted garantías a este respecto... Ayer mismo he visto a Beatriz, y como la conversación recayese sobre su regreso de usted, me dijo aquélla que, después de haber pensado mucho, había resuelto no hacer jamás aquella confidencia a su marido, porque consideraba que eso sería, de una parte, turbar gratuitamente su reposo, y, por la otra, faltar a la delicadeza por lo que a usted se refiere.
No, no, esto no puede continuar. Hace demasiado tiempo que dejo turbar mi tranquilidad en beneficio de una ingrata. ¡Es preciso que parta de Orsdael! Sorprendida y profundamente conmovida por estas palabras, Catalina inclinó la cabeza y escuchaba temblando. Quizá estaba absorbida en sus pensamientos y trataba de encontrar un medio de desviar el golpe fatal que amenazaba a su desgraciada amiga.
Me parece lo más urgente para las clases trabajadoras restablecer el equilibrio en la nutrición. La creencia en Dios y en la inmortalidad del alma en resumidas cuentas no sirve más que para turbar la digestión. Es así, querido Núñez, es así. Usted sabe poner los puntos sobre las íes. Tristán se llevó la mano a la boca para reprimir un bostezo.
«¿Qué tal? dijo doña Lupe . ¿Hay sueño? Son las once». Ha venido usted a turbar nuestra felicidad replicó Maxi sentado, y moviendo las piernas en el aire . Mi elegida y yo deseamos estar solos, enteramente solos. Los misterios inefables que a ella y a mí... ¿Pero qué volteretas son esas que das? Pareces un saltimbanquis.
Yo siempre he creído en Dios, siempre he confiado en El, sobre todo desde que su bondad infinita me concedió una hija; y a pesar de ello he de confesarle a usted que con sobrada frecuencia ha venido la duda a turbar mi contristado espíritu.
El Vara de palo le miró con sus ojos claros que parecían de ámbar: unos ojos pasivos, de hombre acostumbrado a permanecer largas horas en la catedral sin que la más leve rebeldía de pensamiento llegase a turbar su inmovilidad beatífica.
Palabra del Dia
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