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Actualizado: 23 de octubre de 2025


Inmóvil, de pie, sin respiración, sin movimiento, su presencia era un misterio que yo temía turbar. Algunas veces negros presentimientos se extendían sobre mi porvenir como un velo de dolores; y entonces el corazón se me desgarraba.

El coronel, por considerarse hombre de guerra, sólo admitió á medias estas palabras del profesor. La espada, la gloria militar, eran algo: el mundo resultaría feo sin ellas... Pero se calló, no atreviéndose á turbar el entusiasmo de su amigo. Todos los pecados de un lado se redimen al otro.

lo que necesitas, después de varios meses de soledad maniática, es una mujer. Escoge en torno de ti; las encontrarás, cuando quieras, más jóvenes, más hermosas que yo, que empiezo á verme tal como soy. ¿Por qué te fijas en ? ¿Por qué turbar mi tranquilidad, cuando ya me he olvidado de esas cosas?... Sonrió el príncipe amargamente ante el remedio. Lo había pensado muchas veces.

Pero en las miradas de los jueces se notaba poco interés por este intruso alborotador que venía á turbar con sus protestas la solemnidad de las deliberaciones. Batiste, trémulo por la ira, balbuceó, no sabiendo cómo empezar su defensa, por lo mismo que la creía justísima. Había sido engañado; Pimentó era un embustero y además su enemigo implacable.

Bastaba que Su Excelencia se apartase a leer en un rincón de la cubierta, para que al momento este rincón quedase aislado con atadijos de maromas, y junto a ellas un marinero de guardia con la consigna de que nadie viniese a turbar un estudio del que dependía tal vez la suerte de varios pueblos. Y lo que leía Su Excelencia era una novela de folletín.

Nadie osaba turbar, ni aun los mismos chicos, la edificante oración del coadjutor. En aquel momento fue cuando a Andrés le acudió la idea de servirse de Rafael para hablar con Rosa por última vez. ¡Si el muchacho se aviniese a llevarle un recado!... Lo intentaría. Y con la esperanza de dar una tierna despedida a la joven aldeana y justificar su proceder, le bailó el corazón de alegría.

Pero lo que le daba más que hacer, lo que la tenía inquieta siempre y recelosa era la guarda de Maripepa, una niña que no acababa de sentar la cabeza. Siempre vigilante, siempre detrás de ella á fin de que no cayese en las redes que por todas partes le tendían sus apasionados. Porque no sólo era Regalado quien osaba turbar su cándido corazón.

Vuestras endechas protestarán por mucho tiempo contra la suerte de vuestra patria. Haced versos y poblad el rio de seres fantásticos, ya que las naves no vienen á turbar el terso espejo de sus aguas.

El 16 de Mayo hiciéronse por algunos correr las voces de que los moriscos preparaban un motín para levantarse en armas de acuerdo con los de Córdoba, y en dicho día aparecieron en la iglesia de Santa Ana, de Triana, y en otros puntos, pasquines dando la voz de alerta á las autoridades, con lo cual se consiguió alarmar la ciudad, comenzando enseguida diligencias y pesquisas en contra de los moriscos, los cuales, en realidad, nada habían hecho, ni ningún proyecto tenían de turbar la paz de la ciudad.

Los hombres de juicio y de experiencia quedaron dueños del campo. Mi tía supo con indignación que mi tío Ramón había sido el culpable de que aquella juventud atrevida hubiese venido a turbar el orden y la paz octaviana de la reunión. ¡Mi tío Ramón los había invitado!

Palabra del Dia

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