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Actualizado: 1 de julio de 2025
PANTOJA. ¡Pero esa loquilla...! Véala usted correteando con los chicos del portero, con los niños de Máximo y con otros de la vecindad. Cuando la dejan explayarse en las travesuras infantiles, está Electra en sus glorias. CUESTA. ¡Adorable muñeca! Quiera Dios hacer de ella una mujer de mérito.
No habría sido incómoda su compañía si las travesuras juveniles no hubieran desazonado á los demás cofrades hasta el punto de no querer admitirlos en ninguna, por lo que se unieron á los mulatos, pues hasta los negros esquivaban la compañía de los estudiantes que al fin dejaron de salir, pues su memoria solo llega al año 1727 en que salieron de la iglesia de los Clérigos Menores el Jueves Santo en la tarde.»
Si esta merma procedía de los banquetes y otras parecidas travesuras con que el marqués trataba de hacerse visible, y hasta ministrable, entre los hombres políticos de mayor talla, o de las enormes sumas que le costaba a la marquesa sostener el esplendor de su jerarquía a la altura en que le había colocado de recién casada, o de lo uno y de lo otro, que era lo más seguro, no cayó la hija en la tentación de averiguarlo.
Riéronla todos, doblóse mi afrenta, y dije entre mí: «Avisón, Pablos, alerta». Propuse de hacer nueva vida, y con esto, hechos amigos, vivimos de allí adelante todos los de la casa como hermanos, y en las escuelas y patios nadie me inquietó más. Libro Primero: Capítulo VI: De las crueldades de la ama, y travesuras que hizo. «Haz como viere» dice el refrán, y dice bien.
Y cuando llegaba aquí lloraba el pobre anciano, daba a su nieta un sonoro beso en la frente; y después, casi siempre la hacía un regalo. Ella le entretenía hasta hacerle reír con el relato de sus travesuras de colegiala, o con el de los recursos a que apelaba para templar la iracundia de su hermano, cada vez que, por obra de caridad, se acercaba a él; y así llegaba la hora de marcharse.
GUZMÁN. Pero todo ello no es nada, nada; travesuras de la juventud. ¿No sabéis que está perdidamente enamorado de doña Leonor de Sesé? GUZMÁN. La hermana de don Guillén, de ese hidalgo orgulloso... FERRANDO. La más hermosa dama del servicio de la reina. GUZMÁN. Seguro.
No puedo negar que sentí mucho la nueva afrenta; pero holguéme en parte: tanto pueden los vicios en los padres que consuelan de sus desgracias, por grandes que sean, a los hijos. Fuíme corriendo a don Diego, que estaba leyendo la carta de su padre en que le mandaba que se fuese y no me llevase en su compañía, movido de las travesuras mías que había oído decir.
Movido por un impulso travieso, le levantó el velo a una niña árabe que encontramos en el camino, y cuando ella gritó pidiendo auxilio, nosotros apenas tuvimos tiempo de escapar corriendo velozmente, les aseguro y se rió con ganas al recordar sus travesuras en tierra. Pero los dos pasamos momentos duros en Camarones y en los Andes.
Pero ¿de dónde sacaba aquel diablejo, que no había conocido más mundo que el contenido en las riberas de la mitad del Nansa, es decir, una rendijilla de pocas leguas entre dos taludes montañosos, aquellas delicadezas de tocado y de vestido, y aquellas travesuras y zalamerías que tanto la separaban del tipo común de las mozonas del valle, que, de seguro, habían corrido tanto mundo como ella?
Estaba aburrida de sus peleas y rivalidades; no le inspiraban interés. Faltaba algo en su vida, sin que ella se diese cuenta de lo que pudiera ser. Tal vez por eso había cometido tantas ligerezas y travesuras en el buque. Pero aquella misma noche había adivinado de pronto cuál era su deseo, qué es lo que le faltaba para sentirse dichosa.
Palabra del Dia
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