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Al inexorable mandato acudió inquieto y receloso Pierrepont, porque bien, le decía su claro instinto que su tía iba a ponerlo, sin escape alguno, entre la espada y la pared. ¡Amigo mío! rompió la baronesa con aire de triunfo , me parece de más preguntarte si te has decidido.

Mi tío y el comandante habían celebrado la víspera una conferencia secreta y prolongada. Pablo parecía inquieto, nervioso y mi prima tenía aspecto soñador.

Y el músico, no menos conmovido, evocaba sus recuerdos sobre Wagner. Lo describía tal como le había visto en su época de salud, pequeño, estrechamente envuelto en su paletó; de fuerte y pesada osamenta a pesar de su delgadez; inquieto como una mujer nerviosa, vibrante como un paquete de resortes y con una sonrisa amarga, contrayendo sus labios sutiles y sin color.

D. Teodoro, que hace días me tiene inquieto el estado de exaltación en que se halla mi hijo: yo lo atribuyo a la esperanza que le hemos dado.... Pero hay más, hay más. Ya sabe usted que acostumbro leerle diversos libros. Creo que ha enardecido demasiado su pensamiento con mis lecturas, y que se ha desarrollado en él una cantidad de ideas superior a la capacidad del cerebro de un hombre que no ve.

El padre, por no tener más chicos que Celinina, no cabía en de inquieto y desasosegado. Sus negocios le llamaban fuera de la casa; pero muy á menudo entraba en ella para ver como iba la enfermita. El mal seguía su marcha con alternativas traidoras: unas veces dando esperanzas de remedio, otras quitándolas. El buen hombre tenía presentimientos tristes.

Con los ojos clavados en la puerta, esperaba inquieto y afanoso la salida de la familia de Belinchón, que como principal y de las más encopetadas, se retrasaba siempre para no confundirse con la plebe. Por fin a la luz del farol que ardía sobre el marco de la puerta, divisó la fisonomía de doña Paula y en seguida la de Cecilia. Abalanzóse trémulo a saludarlas.

Su luz galoneaba de plata el contorno de las nubes y tendía sobre el mar un camino anchísimo e inquieto, un camino en triángulo desde el horizonte hasta los costados del buque, haciendo hervir las aguas con una ebullición pálida que repelía toda idea de calor.

Estos esquistos de la montaña se apartan como las hojas de un libro abierto, y avanzan en el mar dejando arrecifes, rocas negras azotadas por un inquieto oleaje, y terminan en una peña alta, negra, de aire misterioso, que se llama Frayburu.

No sólo parecía recobrado de su debilidad, sino que estaba inquieto, ágil y como si acabara de tomar un excitante muy enérgico. En cuanto entró su mujer, se fue derecho a ella, abotonándose el cuello de la camisa, y en tono de acritud le dijo: «Oye... estaba deseando que vinieras para decirte que esas visitas del señor de Feijoo me cargan.

Considérense los luxuriosos, y se hallarán llenos de perturbacion, su ánimo inquieto, la salud perdida, la hacienda gastada, siempre rodeados de penas, sobresaltos, y temores por solo un deleyte pasagero y engañoso. Póngase la consideracion en los que tanto celebran los banquetes, las bebidas y los regalos, y se verán perder la salud del cuerpo con lo mismo que la pretenden conservar.