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Actualizado: 1 de julio de 2025
Sus travesuras eran pacíficas, y consistieron, hasta los cinco años, en llenar de monigotes y letras el papel de las habitaciones ó arrancarle algún cacho; en echar desde el balcón á la calle una cuerda muy larga con la tapa de una cafetera, arriándola hasta tocar el sombrero de un transeúnte, y recogiéndola después á toda prisa.
Su vida de granuja anónimo en Valencia, estaba señalada por una serie de travesuras y mañas chistosas, por una fecundidad tan grande en trazas para sacar al prójimo su dinero, que lo hicieron digno émulo del Lazarillo de Tormes, El pícaro Guzmán de Alfarache y otros héroes famosos de la novela española.
3 La gran comedia de travesuras son valor. 4 Gustos y disgustos son no más que imaginación, de D. Pedro Calderón. 5 Reinar por obedecer, de tres ingenios. 6 El Pastorfido, de tres ingenios. 7 La tercera de sí misma, de D. Pedro Calderón. 8 Amado y aborrecido, de D. Pedro Calderón. 9 Perderse por no perderse, de D. Álvaro Cubillo. 10 Del cielo viene el buen Rey, de D. Rodrigo de Herrera.
Doña Martina, que apesar de sus travesuras tenía pasión decidida por aquél y que ya estaba medio arrepentida de haberle castigado, se indignó muchísimo. ¡Oyes, mentecata! ¿quién eres tú para pegar a tu hermano? ¿No estamos aquí tu padre y yo para eso? ¡Aguarda, aguarda un poco, que yo te bajaré los humillos!...
Antes de marchar le pronunció un sentido discurso acerca de la necesidad de ser formal y estudioso, «siquiera porque aquella no me saque loco echándome todo el día a la cara tus travesuras.» Con esta etapa dio comienzo para nuestro mancebo un modo de vida totalmente distinto del que hasta entonces había tenido.
¡Cuánto me he reído después recordando aquella escena, y cuán cierto es, por lo que respecta a mis compañeros en aquel juego, que el entusiasmo de la ancianidad convierte a los viejos en niños, renovando las travesuras de la cuna al borde mismo del sepulcro! Muy enfrascados estaban ellos en su conferencia, cuando sintieron los pasos de Doña Francisca que volvía de la novena.
Recordó Ojeda cuanto había oído contar de las travesuras de Nélida, disculpándolas por adelantado. Tal vez habría en ellas mucho de exageración. Las gentes de a bordo, siempre desocupadas, mentían grandemente.
El carácter del hijo del brigadier nunca pudo modificarse, ni por las buenas ni por las malas; últimamente ya se había renunciado a corregirle y se le castigaba únicamente cuando las travesuras subían de punto.
Palabra del Dia
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