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Actualizado: 29 de junio de 2025
Me has hecho traición, me clavaste el puñal en el pecho y le has dado vueltas cuando estaba dentro.
El uno es lograr que los amigos del Duque le hagan traición... Prescinda usted de ese medio dijo Sarto. Veamos el otro. ¡Pues el otro dije, es ni más ni menos que un milagro del Cielo! Grande hubiera sido la sorpresa del buen pueblo ruritano si hubiera podido oír la conversación que acabo de transcribir, porque según las noticias oficiales yo me había herido con un venablo durante una cacería.
Pues id, alcalde, despacháos, depositad el difunto y volved, porque os necesitaré aún. Cuando el duque se encontró solo, una expresión de contento animó su semblante. Esto consistía en que se le había quitado una montaña de sobre el corazón, en el momento en que destruyó las pruebas de traición que en poder del tío Manolillo eran su inquietud mortal.
Un grito de alegría feroz se escapa de los labios de Juan. Entonces, ven... pero ven corriendo... La diligencia se detiene sólo un cuarto de hora. Nadie nos verá más que Franz Maas... pero él no nos hará traición. Cuando llegues a la ciudad te comprarás vestidos... ¿Eh? ¿qué es eso? El molino se anima.
El dia 9, á las diez de la noche, salieron del cuartel algunos soldados de la compañia de Serrano, pidiendo á gritos socorro á los demas; y preguntada la causa, respondió en voz alta Sebastian Pagador: "Amigos, paisanos y compañeros, estad ciertos que se intenta la mas aleve traicion contra nosotros por los chapetones: esta noticia acaba de comunicárseme por mi hija; en ninguna ocasion podemos mejor dar evidentes pruebas de nuestro amor á la patria, sino en esta: no estimemos en nada nuestras vidas, sacrifiquémoslas gustosos en defensa de la libertad, convirtiendo toda la humildad y rendimiento, que hemos tenido con los españoles europeos, en ira y furor, y acabemos de una vez con esta maldita raza."
En efecto; me he visto obligada á escribiros, y no me he atrevido á confiarlo todo al papel; si no hubiérais vivido en un convento, yo misma hubiera ido á veros. ¿Tan importante es el asunto? ¡Oh! sí; importantísimo. Ya he visto por el contenido de vuestra carta... Que su majestad está amenazada. ¡Ah! ¡ah! ¡esto es muy grave! La traición nos rodea por todas partes. Habéis acusado á dos personas.
Ya estamos solos, padre y señor dijo ; sé á qué habéis venido aquí; sé que por el afán de guardar para vos solo el favor de su majestad, habéis llegado hasta el caso de traición, de tomar el nombre de su majestad, de querer pasar ante esa mujer por su majestad, para deshacer uno de los medios que suponéis de mi privanza con el príncipe. ¿Pero quién os ha dicho eso? El bufón del rey.
Se cometería, pues, un anacronismo calificando de traición la conducta política de Pérez después de su salida de España.
De modo que te has perdonado tu traición... Todavía no... Quisiera, Magdalena, que te dieses cuenta de los sentimientos que puede experimentar una muchacha pobre cuando contempla la vida de las dichosas de la tierra desde el fondo del abismo en que vegeta... Ninguna probabilidad de casarse... Ninguna esperanza en la vida... Entonces deja una de darse cuenta del bien y del mal... No se piensa, no se vive, ni se desea más que conquistar lo imposible...
Supongamos que Ana consentía en hablar con don Álvaro a solas, ¿dónde podía ser? ¿En casa del Regente? Imposible, pensaba el seductor; esto ya sería una traición formal, de las que asustan más a las mujeres; semejantes enredos no podía admitirlos la Regenta: por lo menos al principio.
Palabra del Dia
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