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Actualizado: 31 de octubre de 2025
Verdad es que luego, cuando se casan, no sucede, como en otras partes, que la mujer sigue sirviendo, trabajando y afanando. Aunque sea el novio un miserable jornalero, procura que su novia, no bien llega a ser su mujer, salga de todo trabajo, no vuelva a escardar ni a coger aceituna, y sea en su casa como reina y señora.
Rafaela se quedó una vez mirando en silencio la costura de la joven, y luego dijo: ¡Ay, niña, qué pena me da de verte tan afanada trabajando siempre! Tu madre también trabaja mucho. ¿Y qué ganan ustedes con esto? Muy poco. El trabajo de las mujeres está muy mal pagado. Es casi imposible el ahorro. Lo comido por lo servido. Vienen las enfermedades y la vejez y traen consigo la miseria.
A eso de las nueve, don Paco, según costumbre, se fue de tertulia a casa de Juana la Larga; pero Juana seguía trabajando aún en la de los señores de Roldan, y Juanita estaba sola con la criada, tomando el fresco en la reja de su sala baja. La vio don Paco, y llegó a hablarle antes de dirigirse a la puerta.
Ahora la vega parecía mucho más grande, infinita, y extendía hasta perderse de vista los grandes cuadros de tierra roja, cortados por sendas y acequias. En todas las casas se observaba rigurosamente la fiesta del domingo, y como había cosecha reciente y no poco dinero, nadie pensaba en contravenir el precepto. No se veía un solo hombre trabajando en los campos, ni una caballería en los caminos.
Eso es; el pobre obrero se deshuesa trabajando para que estos holgazanes se den la buena vida en estos palacios llenos de vicios y crímenes, sí, de crímenes, no me arrepiento de lo dicho. ¡Maldita casta!... Isidora, ¿no piensa usted como yo?
Toda la vida trabajando como el obispo y sin salir nunca de cristos a porras. Hoy ganado y mañana perdido. Todo se hace sal y agua. Eso sí, siempre tiesa como un ajo, y todavía, aquí dónde me ves, le acabo de dar una patada a la muerte porque el año pasado tuve una ronquera, pero una ronquera... Pues nada, Dios y la flor de malva aclararon el modo de hablar, y aquí me tienes.
Tendrá que estar siempre metido entre gente ordinaria, trabajadores y jornaleros: luego le afinarás tú... aunque mala tarea es. Pero, ¿imaginas que Millán es mozo de cuerda o sereno? repuso ella, riéndose forzadamente. Te equivocas: es un muchacho decente, igual a Pepe, que tiene que vivir así, trabajando, como Pepe.
Ahora eran sus hijas las que perseguían á la pobre Roseta, como si la infeliz tuviese culpa alguna. ¿Y todo por qué?... Porque querían vivir trabajando, sin ofender á nadie, como Dios manda. Batiste, al ver á su hija ensangrentada y llorosa, palideció, dando algunos pasos hacia el camino con la vista fija en la barraca de Pimentó, cuya techumbre asomaba sobre los cañares.
Así marchamos hasta las nueve de la noche; las mulas, trabajando en la oscuridad, comenzaban a fatigarse, y el riesgo de una caída se hacía por momentos más inminente. Debíamos haber subido algunos centenares de pies porque el frío comenzaba a hacerse sentir, así como el hambre, que no olvida jamás sus derechos.
No puedes negar su sangre: mujeriego, amigo de las perdidas, capaz por una cualquiera de comprometer la suerte de la casa... ¡Y yo, grandísima tonta, trabajando por ellos! ¡olvidando la salvación de mi alma, para lograr que llegues donde no llegó tu padre!... ¡Y cómo me lo agradeces!... ¡Lo mismo que aquél! con un disgusto a cada momento.
Palabra del Dia
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