United States or Puerto Rico ? Vote for the TOP Country of the Week !


Para elevarse al concepto y la emoción del bosque, o alongarse de él y tomarlo en conjunto, o sumirse dentro de él; en las lindes y a corto trecho, los árboles estorban ver el bosque. Para ascender al concepto y la emoción de la vida, o situarse en el punto de vista de Sirio, como hace el filósofo, o zambullirse, con todas las potencias, en los dramas individuales.

PATROS. Señor, muchas gracias. CUESTA. Con esto te digo que espero de ti un favor. PATROS. Usted dirá, Don Leonardo. Verás... PATROS. ¿No pone coñac? Si viene sofocado, el agua sola puede hacerle daño. CUESTA. : pon un poquito... Pues quisiera yo... no vayas a tomarlo a mala parte... quisiera yo hablar un ratito a solas con la señorita Electra.

Eso del amor desinteresado es una invención de las pobres gentes, que se consuelan con embustes. La moneda brilla en el fondo de todo amor. Al principio no se piensa en tal cosa: el deseo nos ciega; sólo vemos lo inmediato, la dominación de la persona dulcemente adversaria. Pero en todo amor que se prolonga, se acaba por dar dinero ó por tomarlo.

En realidad, le había interesado, aunque ligeramente, esta desconocida, rubia, alta, con un aspecto de vigor esbelto, de ágil soltura, como las gimnastas y las amazonas. Pues es «la Generala» continuó Castro, sin parar mientes en la falta de curiosidad de su amigo . Este generalato no hay que tomarlo en serio. Es un apodo cariñoso.

Es mejor café con leche; el mate produce acidez al estómago cuando no se está acostumbrado a tomarlo como desayuno.. ¿Y lo estás?... No; pero a no me hace nada. Si... por darte corte con esta gente... toma café con leche... no seas pavo le dijo Ricardo. Contesta... ¡macaneador!... ¿cuántos terrones?... Para , tres dijo Lorenzo. Para ... cinco. ¡Y querías tomar mate amargo!...

Buscó Robledo una mano de ella por debajo de la mesa, entregándole un rollo de pequeños papeles. No debía tomarlo dijo la mujer . Yo sólo puedo admitir dinero de los que no me conocen. Pero guardó en su pecho los billetes de Banco. Sus ojos, repentinamente alegres, parecieron desmentir el tono de resignada dignidad con que formulaba sus excusas por haber aceptado el donativo.

Interesóme de veras el caso, porque vistos los antecedentes del «caballero» aquél y de sus fidalgos camaradas, no era para tomarlo a risa; y después de meditar un poco mientras Facia gemía y se retorcía las manos cadavéricas, la dije: ¿De manera que eso ha de suceder esta misma noche? Así fue la amenaza respondióme, casi sin voz para ello.

¡Sin querer salir! repitió con tristeza; en balde practicaba los medios supersticiosos de que se valen algunos jugadores: escoger el billete en día trece, entrar en la agencia con el pie derecho, tomarlo con los ojos cerrados... ¡Nada! ¿y el club? ¡Si usted supiera, tía Silda!

Pero quiso el diablo que me sirviesen el café hirviendo, y entre soplar, hacer gestos y tomarlo poco a poco, perdí muy cerca de una hora. Por si algo faltaba, para colmo de desdichas, había en la comitiva un matemático, uno de esos hombres que por lo ordenados guardan gran analogía con un cuadrante solar, que supeditan, todos sus actos a su reloj, tan fijo como el sol.

En todas esas sabidurías de los abogados de hoy no falta lo nuevo, ni lo bueno.... Pero... ¡ni lo bueno es nuevo, ni lo nuevo es bueno! , joven; no hay que tomarlo a broma o a engreimiento mío con las cosas antiguas: en esos pesados volúmenes está la ciencia, la verdadera ciencia.