Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 11 de junio de 2025


Fueron tales sus gritos y repitió tanto su nombre para inspirar confianza, que al fin sonaron pasos en el interior del edificio y asomó á una puertecita el rostro arrugado y cobrizo de la madre de Cachafaz. Otras criadas y peones de la estancia, todos mestizos, fueron surgiendo de sus escondites, balbuceando respuestas ininteligibles ó persistiendo en un silencio de terror.

Así el terror y la piedad se vuelven gustosos sentimientos, llenos de inefable dulzura. Este cambio se debe al principio suavizante de la belleza; a la gracia, a la simetría, orden y medida de la forma.

Facundo, cubierto de gloria, mereciendo bien de la patria y con una credencial que acredita su comportación, vuelve a La Rioja y ostenta en los Llanos entre los gauchos los nuevos títulos que justifican el terror que ya empieza a inspirar su nombre, porque hay algo de imponente, algo que subyuga y domina en el premiado asesino de catorce hombres a la vez.

Había alguna diferencia, por cierto, entre la pobre morada de mi padre y la espléndida mansión de mi tío, o más bien dicho, de mi tía, pues todo lo que había en ella, hasta el último alfiler, como ella decía, era suyo propio y lo había heredado del famoso mayor Berrotarán, terror de los indios y loor del ejército.

¡Vendida!... ¡Ah!... exclamó Fortunata con nuevo terror . Mira por qué esa mujer no me gustó cuando la vi esta mañana. Es muy adulona, muy relamida, y tiene todo el aire de un serpentón... Pues nada, le diré a mi marido que no me gusta, y mañana mismo la despido. Eso... y viva el caraiter.

Los tres permanecieron en silencio. Era el regimiento, era Juan quien pasaba. Los sonidos disminuyeron, hasta extinguirse, y Bettina continuó: No, no es seguro, aunque él me ama mucho, y sin conocerme bien. Yo pienso que merezco ser amada de otra manera, pienso que si me conociera mejor, no le causaría un terror semejante, por esto os pido permiso para hablarle esta noche, libre y francamente.

Hasta la anormalidad de ser otro distinto de su amante quien recibió su juramento, le pareció cosa conforme al estado de su espíritu, porque, en vez de sentir el terror que le inspiraba la idea de dejarse poseer, pudo complacerse en saborear mentalmente el casto placer de pensar que su porvenir y su vida estaban para siempre unidos a los de un hombre que la quería, y que, no pudiendo verla, no habla de fundar la pasión en sólo la hermosura.

¡Qué holgazana está usted, señora condesa! dijo doña Flora , y ¿cómo teniendo tan buena mano para la aguja no me ayuda a hilvanar estos uniformes para la <i>Cruzada del Obispado de Cádiz</i>, que va a ser el terror de la Francia y del Rey José?

En los tiempos del prudente y piadosísimo Felipe II, no hubo auto de fe que achicharrara maldecidos y perniciosos herejes a que no asistiera cerca del monarca un Tumbaga. Y mientras Felipe III ocupó el trono, para mayor gloria de nuestro nombre y terror de nuestros enemigos, otro Tumbaga ilustró su apellido sirviendo los amorosos caprichos de Uceda, que era entonces como servir al Rey mismo.

A las ocho de la noche apenas se veía un transeunte: solo de tiempo en tiempo se oía el galopar de un caballo cuyos flancos golpea escandalosamente un sable, despues pitadas de guardias, coches que pasan á todo escape como perseguidos por turbas filibusteras. Sin embargo no en todas partes reinaba el terror.

Palabra del Dia

metropolitanos

Otros Mirando