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Actualizado: 18 de julio de 2025


«Ha tomado a mal que la besase», se dice Juan, sin darse cuenta que él también ha cambiado. ¿Qué es lo que tenéis, muchachos? dice una tarde Martín, gruñendo. ¿Os duele acaso la garganta, que ya no cantáis? Los dos guardan silencio por un instante; después, Gertrudis, medio vuelta hacia Juan, le pregunta: ¿Quieres?

ESCIPIÓN. Desde luego. Somos raptores; tenéis razón que os sobra para llamárnoslo. MARCIO. Pero acaso no estéis por completo convictos. En ese caso, el señor profesor se encuentra dispuesto... ¿No es verdad, señor profesor? ESCIPIÓN. ¡No, no! No vale la pena. Estamos por completo convictos. Decidle, señores romanos, que estáis de acuerdo con él, porque, de lo contrario, va a comenzar de nuevo.

Vamos, buenos mozos dijo uno de la hostería que traía sobre las dos manos una enorme cazuela ; aquí tenéis tres conejos en vinagrillo con sus correspondientes cabezas, y voy á traeros, según orden superior, ocho botellas de vino que hace seis años que está á obscuras.

No recuerdo lo que os iba á decir. ¿Queréis que os diga una cosa?... Decidla. Creo que tenéis más memoria cuando habláis de amor. ¿Volvemos? ¡Ah, señora! no recuerdo haber visto en mi vida unos ojos que de tal modo me acaricien el alma. ¡Cómo! ¡pues qué!... ¡mis ojos!... Me están diciendo... Mienten... mienten mis ojos... vamos... será necesario que nos separemos.

Teneis noticia de que dos personas de amable trato y bella figura, han trabado relaciones muy íntimas y frecuentes; ambos son virtuosos, y aun cuando no mediaran otros motivos, el honor debiera bastar á contenerlos en los debidos límites.

No querían, pues, mataros: no era la reina. Al contrario, la generosidad de ese hombre me confirma más en mis sospechas; la reina se horroriza de la sangre... como vuecencia; la reina, sin duda, ha querido decirme: aunque soy mujer, y me tenéis obligada al silencio, puedo en silencio mataros; tengo una valiente espada que me sirve.

Pero decidme, ya que tenéis la boca llena, tío dijo el padre Aliaga : ¿por qué soy yo tan loco como vos? Porque vos, como yo, os habéis empeñado en que un loco tenga juicio. Y miró de una manera sesgada y maliciosa al rey. Como veis dijo el padre Aliaga , su majestad almuerza sin gentileshombres y sin maestresalas; está solo conmigo. Lo que demuestra que estáis haciendo el oficio de loquero.

38 El estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal, y le despertaron, y le dijeron: ¿Maestro, no tienes cuidado que perecemos? 39 Y levantándose, increpó al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento, y fue hecha grande bonanza. 40 Y a ellos dijo: ¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe?

¿Sois acaso pariente del cocinero mayor del rey? Soy su sobrino, hijo de su hermano. ¿Qué servicio habéis prestado á su majestad? dijo de repente el padre Aliaga. Lo ignoro, padre. Pero... Si esa carta de su majestad no os informa, perdonad; pero guardaré silencio. ¿Qué edad tenéis? Veinticuatro años. Quedóse un momento pensativo el padre Aliaga. Habéis matado ó herido á don Rodrigo Calderón.

¿Pero tiene hecho algún voto? No. ¿Sabe ella vuestra voluntad? No, porque yo quiero que haga la suya. ¿Habéis hecho alguna promesa á Dios? Tampoco, porque no puedo prometer lo que otro ha de cumplir, y mucho más cuando ese otro es hija mía. ¿De suerte, que sólo tenéis un ligero deseo de que sea monja? Es tan candorosa, tan sencilla mi hija doña Juana...

Palabra del Dia

godella

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