Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 11 de julio de 2025


Comeréis de lo que haya como nosotros. Y el día que os marchéis, porque la familia os cunda, Telva llevará un ajuar de ropa como la primera de la parroquia y podrás trabajar á medias conmigo alguna de las tierras y segar algún prado. La perspectiva no le pareció muy risueña al industrioso Quino. Apagóse la sonrisa que contraía su rostro y quedó más serio que un regidor.

Estas retóricas desoladoras dejaban a Telva perfectamente fría. Decía para : «La señorita está más loca que un vencejoAl cuarto día de ausencia, Felicita no pudo resistir más, y envió a Telva a la fonda del Comercio, a que averiguase discretamente qué era de don Anselmo Novillo. Al volver, soltó de sopetón y sin preámbulos lo que sabía. Pues don Anselmo está muy malito con pulmonía.

Es una bobada que continuemos asíPausa mental. «He ido demasiado lejos al decir ala Virgen que no me importa no tener hijos. Me gustaría mucho tener hijos. La verdad es que, lo que se dice prometer, no le he prometido a la Virgen no tener hijos. La Señora me habrá entendidoTelva, vete a ver cómo sigue don Anselmo. Señorita, si acabo de venir de allí.... Obedece. Vete a ver cómo sigue.

Comprendía que se hacía necesario abandonar aquella vida feliz de mariposa gentil, si no quería ser la burla y el desprecio de sus convecinos. Dos mujeres le amaban en aquel momento, Telva de Canzana y Eladia de Entralgo.

Dos de estas zagalas son rivales: el apuesto Quino las festeja alternativamente; pero saben disimular sus celos con arte femenino. Eladia sonríe de vez en cuando á Telva.

Pero era el viento en las rendijas. Felicita volvió a acostarse en el sofá. ¿Qué ruido es ése? murmuró Felicita, cayendo de rodillas, desvariada . Se oye murmurio de preces. Se oye chisporrotear de cirios. Rezan la recomendación de un alma. Anselmo ha muerto. Anselmo ha muerto. Pero era el ruido de la lluvia en los cristales. Al entrar Telva, Felicita oraba, de rodillas.

Encogido, doblado, hecho un ovillo, yacía al pie de una de las paredillas del camino, mientras Telva se erguía un poco más arriba, en actitud airada, los ojos centelleantes, las mejillas pálidas, arrojándole sin piedad todos los pedruscos que hallaba a mano. Y la lengua la movía con igual celeridad que las manos.

Ayer, Telva, teníamos una hija y hoy nos quedamos sin ella. Esta señora viene á buscarla porque es su madre verdadera, aunque nosotros la hayamos criado. Telva miró con sorpresa á D.ª Beatriz. Después dijo: Ya maliciaba yo que algo les pasaba. Encontré á Demetria camino de la fuente y vi que iba llorando. El rostro de la señorita de Moscoso se contrajo al escuchar estas palabras.

Siéntese, sosiegue, tome algo; una taza de tila. Felicita se tendió, desmadejada, sobre un sofá; los ojos, dilatadísimos, clavados en el cielo raso. Telva. Señorita. Anda a ver cómo sigue. Señorita, si acabo de venir de allí.... Obedece. Vete a ver cómo sigue. Pregunta todos los detalles. Telva se fué, refunfuñando.

Allí lucía de nuevo su primor y gentileza Quino, el más prudente y astuto de los hijos de Laviana. Su pareja ya no era Telva, como la noche anterior, sino Eladia. Con este arte maligno de tira y afloja tenía á las dos zagalas rendidas, deshechas de amor. Pero en aquel instante más que de su pareja se cuidaba de mirar con recelo la actitud de los de Lorío.

Palabra del Dia

ros

Otros Mirando