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Actualizado: 6 de mayo de 2025
En las ficciones novelescas he de confesar que estoy algo prevenido contra los hombres y las mujeres de la ínfima plebe, que calzan el coturno, que se muestran poseídos de las pasiones y sentimientos más sublimes, y que vienen a ser dignos personajes de verdaderas tragedias y no de aventuras picarescas como en Rinconete y Cortadillo, o de parodias como El Manolo, El Muñuelo, Inesilla la de Pinto y Pancho y Mendrugo.
Esa no es la casa de Dios, porque ese Dios es la sombra augusta del universo, el augusto arcano de la vida, el portento que ninguna mente puede explicar, el abismo que ninguna sonda puede medir, y aquel festín griego, aquellas bodas, aquella alegría, no trae á mi imaginacion la idea del abismo, del portento, del arcano, de la sombra, de aquellas tinieblas sublimes; no trae á mi pensamiento la idea de Dios, el rumor vago, indefinible, poético y armonioso del espíritu universal.
El Arte siguiendo la naturaleza ha ordenado, dispuesto, y enlazado las nociones de manera, que ha dado pulidéz, claridad, orden, y facilidad admirable á la formacion de los sylogismos, y quien quiera que vea el artificio con que Aristóteles ha dispuesto todas estas cosas, habrá de confesar, si tiene candor, que la obra de este Filósofo es una de las mayores, y mas sublimes del entendimiento humano.
Importa, por último, tener en cuenta que, en estas historias profanas que llaman novelas, no conviene que sean los personajes como alegorías de virtudes o de vicios, sino que se tomen de la vida real, donde, por lo común, se advierte en ellos cierta mezcla de buenas y de malas cualidades, de vicios y de virtudes, de arranques sublimes y de flaquezas lastimosas, que es lo que constituye la verdad de los caracteres y lo que da a los personajes fingidos, si el estilo del autor es poderoso para tanto, más viva y persistente realidad que a los personajes históricos.
Do quiera, hasta en los días de algaradas Era Rizal artista en las veladas. Siempre sus poesías Eran una escultura, O luciente pintura, De sublimes, vibrantes melodías Que por los mares y hasta por los aires Transportaba, en patrióticos donaires, Su artístico altar de estro divino, Del suelo filipino Amor de sus amores, Búcaro inmenso de orientales flores.
Su inefable dulzura, la sumisión con que recibía los consejos y advertencias, le sedujo y le inquietó al mismo tiempo: le inquietó porque desconfiaba mucho de si mismo, temía no acertar a comprender los anhelos ardientes, las reconditeces sublimes de un ser superior a todos los que hasta entonces había conocido.
Sólo la idea de ir a trabajar con él en aquella odiosa tienda le sublevaba. ¿Cómo podían entenderse él y su tío, él tan sabio, tan listo, llamado a sublimes destinos, y su tío un hombre tosco y rudo que sólo sabía hacer suspensorios y cazar, un bárbaro que llamaba cláusulas a las cápsulas, y que cuando se puso el primer tranvía hablaba de la tripulación de los coches, en vez de decir trepidación?
Cruzábanle por la mente extrañas y sublimes formas de elocuencia; latíale el corazón con rapidez desenfrenada; las sienes le quemaban, y sentía en su garganta una vibración sonora, que no necesitaba más que un poco de aire para ser voz elocuente y robusta.
Acababa de hacerse cargo de que aquella mujer no podía ser suya; que en aquel corazón idolatrado, henchido de sentimientos misteriosos, quizá grandes y sublimes, pero incomprensibles para él, ocupaba lugar muy secundario. Una lágrima saltó a sus ojos y se deslizó temblorosa por sus mejillas.
Pensamos y no comprendemos lo que es el pensamiento; bullen en nuestro espíritu las ideas, é ignoramos lo que es una idea; nuestra cabeza es un magnífico teatro donde se representa el universo con todo su esplendor, variedad y hermosura; donde una fuerza incomprensible crea á nuestro capricho mundos fantásticos, ora bellos, ora sublimes, ora extravagantes, y no sabemos lo que es la imaginacion, ni lo que son aquellas prodigiosas escenas, ni como aparecen ó desaparecen.
Palabra del Dia
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