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Actualizado: 3 de mayo de 2025
La joven se ingeniaba entonces para agradar á la terrible solterona, la hablaba con amabilidad y trataba de arrancar una sonrisa á sus labios severos y una caricia á sus manos nerviosas. Una tarde de julio, estaban juntas en aquel sitio, cuando oyeron sonar en la plaza risas estrepitosas, acompañadas de piafar de caballos.
Y esto parecerá algo pueril a los que no tienen patria ni hogar; pero como en este prólogo voy dejando hablar al corazón tanto o más que a la cabeza, no quiero ocultar el íntimo regocijo con que oigo sonar, cercado de alabanzas, el nombre de Pereda unido al nombre de su tierra, que es la mía.
Un mozo rico, muy guapo, de alma noble, de claro y bien cultivado entendimiento, sin gota de sangre azul en las venas y sin trato ni conexiones de ninguna especie con el «gran mundo», era cuanto, puesta a soñar, hubiera soñado la Montálvez para novio de su hija. Y este novio existía de verdad, y amaba a Luz, y Luz estaba enamorada de él.
Voto á todos los demonios y condenados que hay en el infierno, que jamás hubiera yo podido soñar que iba á ser víctima de tan enrevesados sentimentalismos. El Comendador se paseaba á largos pasos por la estancia. El padre le miraba con pena y algo aturdido.
Sí; entiéndanlo los padres; la fantasía, la emocion poética, es lo que más seduce á una jóven; eso que ellos creen que es un puro romance de ciegos, es la tentacion más fascinadora y más irresistible. El sueño del alma es lo que más puede en el hombre y en la mujer, cuando el alma de las mujeres y de los hombres se encuentra en la edad de soñar.
-Ahí está el toque, señora -respondió Sancho Panza-: que yo, sin soñar nada, sino estando más despierto que ahora estoy, me hallo con pocos menos cardenales que mi señor don Quijote. ¿Cómo se llama este caballero? -preguntó la asturiana Maritornes.
El antiguo jardín sólo os pide otra vez, por su nueva eclosión, que tengáis para él una eterna canción, una voz de querer, un espíritu afín y una sed de habitar con la Reina Ilusión. El vivir es el hoy; nadie sabe el después: ¿a qué tristes vivir, a qué solos vagar sin un lazo de unión que nos pueda estrechar y, aunque herida la sien y maltrechos los piés, nos dé amor de vivir, de soñar y cantar?
Pero cuando estamos solos... ¡oh! dejadme que sea á vuestros ojos una mujer digna y pura... dejadme que yo, mujer perdida, realice para vos ese hermoso sueño de la mujer virgen y honrada... dejadme soñar, ya que soy tan infeliz que la realidad me mata... dejadme buscar un cielo aunque sea fingido.
En el fondo de esta calle había un poste clavado en la tierra; más allá un furgón obscuro tirado por dos caballos, y varios hombres vestidos de negro. El avance de la mujer fué acogido por una voz de mando, é inmediatamente empezaron á sonar tambores y trompetas en la cabeza de las dos formaciones. Hubo un ruido de fusiles: los soldados presentaban las armas.
Después que arregló su equipaje, el joven recorrió el pueblo despidiéndose de los amigos que durante su estancia se había ganado: próxima ya la hora de partirse y habiendo oído sonar el pito del vapor, volvió a casa con objeto de despedirse de Maximina. Por más que la buscó por todas partes no pudo hallarla: nadie sabía dónde se había metido: doña Rosalía opinó que se habría ido a la iglesia.
Palabra del Dia
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