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Actualizado: 3 de junio de 2025


Lo más interesante para nosotros es que junto a estos nombres extranjeros comienzan luego a sonar apellidos españoles como Juan de Segovia, Gumiel, Zamora, Gallegos, Aponte, Berruguete, lo cual demuestra que simultáneamente a la producción de los venidos de tierra extraña, comenzaban a desarrollarse y brillar las facultades de los que aquí les tomaron por maestros.

Tan complaciente era, que para entretener al sobrino no vacilaba en despojarse de su dignidad profesional, y las criadas oían sonar en el salón una guitarra y la voz de don Rafael cantando las cancioncillas de sus buenos tiempos de estudiante.

No tardó en sonar una campana, y un momento después los obreros desfilaron por el camino. Viñadores de Borgoña; labradores kabilas con fez rojo; peones mahoneses, con las piernas al descubierto; malteses y luqueses; todo un pueblo heterogéneo, difícil de dirigir. El hacendado, ante la puerta, distribuía a cada uno de ellos su tarea de la jornada, con voz breve y algo dura.

Al pasar por la Provenza se siente uno conmovido por un mundo de recuerdos que hacen soñar con los heróicos tiempos de los trovadores provenzales, esos inspirados y galantes fundadores de la lengua francesa y propagadores, de la poesía, la música, el canto, el sentimiento caballeresco y religioso y el espiritualismo de la idea cristiana.

Apenas dijo estas últimas palabras Sancho, cuando volvió a sonar la música de las chirimías y se volvieron a disparar infinitos arcabuces, y don Quijote se colgó del cuello de Sancho, dándole mil besos en la frente y en las mejillas.

A las horas de oracion cada cual debe tocar su campana en oyendo sonar la de la capilla; é incurre en grave falta el que no lo hace. Visten hábito y escapulario con capilla de paño pardo. Hay casa de novicios, separada de las celdas de los profesos, las cuales estan aisladas y diseminadas por toda la tierra que abraza el Santo Yermo. El noviciado dura seis meses.

Sabían que su voz era la del Sinaí, que por su boca hablaban los profetas del oficialismo, porque era compadre y socio en primer grado del ministro Eneene, de aquella encanijada personilla que había subido a la poltrona ministerial a gatas, y convertido el despacho en pulpería; forzosamente, tenía que saber algo, que conocer el pensamiento luminoso y la fórmula salvadora de los pastores del asustado rebaño: el lobo estaba ahí y la hora del banquete iba a sonar.

Imposible describir ese grupo de nubes incandescentes y atormentadas, con sus franjas luminosas como una hoguera, su fondo de un dorado pálido, inmóviles sobre el horizonte, disolviendo su forma y su color con una lentitud que hace soñar.

Oyéronse los acordes de una guitarra. ¡Cuándo dejó de sonar la guitarra en una marcha de soldados españoles! Y una voz de timbre varonil, con acento del Mediodía, cantó: Como cosita propia te miraba yo, te miraba yo; pero quererte como te quería, eso se acabó, eso se acabó.

Clara, llena de horror y de ansiosa curiosidad á la vez, oía á su madre y pugnaba por comprender todo él arcano tremendo. Al sonar las últimas palabras, que iban dirigidas á ella, se cubrió Clara el rostro con ambas manos. Bien puedes estar satisfecha continuó Doña Blanca. Te tenía olvidada; pero al cabo se acordó de é hizo un gran sacrificio.

Palabra del Dia

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