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El vecino acabó por dormirse, pero algunos minutos despues la vecina hizo algun ruido al estirar una pierna, y el buen hombre se despertó sobresaltado y nos lanzó una mirada escrutadora en cuyo relámpago alcancé á ver un pensamiento de desconfianza. Al mismo tiempo, su brusco movimiento le hizo entreabrir la capa, y pude ver un cuello de raso bordado, distintivo del sacerdote.

Dormía una noche tranquilamente el padre Antolín y despertó sobresaltado sintiendo una mano fría que se posaba en su frente. Un cerillo encendido bajo una imagen de la Virgen Protectora de Cautivos esparcía, en la celda, débiles y misteriosos reflejos. A la cabecera de la cama, y en una silla de vaqueta estaba sentado fray Venancio.

Por la noche se despierta amenudo sobresaltado, con un sudor frío, gritando miserablemente: «¡Hay que morir! ¡hay que morirPor largo tiempo vivió casi en absoluto retirado, sin salir más que cuando se lo ordenaba aquella voluntad que había logrado señorear la suya.

Me hallaba hacía media hora, sumergido en una especie de entorpecimiento, cuya somnolencia uniforme me presentaba la ilusión de suntuosos festines y campestres fiestas, cuando el ruido de la puerta que se abría, me despertó sobresaltado. Creí soñar aún, viendo entrar á la señora Vauberger con una gran bandeja sobre la que humeaban dos ó tres odoríferos platos.

Llegando a la casona, ató la brida del animal jadeante en el aldabón de la portalada y llamó con mayor solemnidad y brío que lo hiciera en reciente ocasión don Rodrigo el del Nidal. No tenía Salvador cobardía ni miramientos como aquella otra vez que, a su regreso de Francia, esperó en aquel mismo sitio, sobresaltado por el eco arrogante de su llamada.

Doña Juana se entró despechada en su dormitorio, se acostó, pero no durmió. A la noche siguiente, en punto de las doce, al entrar el duque de Osuna en la calle, al pararse bajo la reja, sintió abrir la del piso bajo. Caballero, quien quiera que seáis exclamó la duquesa de Gandía, que ella era , escuchadme en nombre de vuestro honor. El duque, sobresaltado, guardó silencio por algunos segundos.

No, no; avise usted al señorito, que es a quien deseo hablar. Se hallaba éste, en tanto, en su despacho, presa de violenta agitación. Al ver a la dama entrar en el portal por primera vez se había sobresaltado sin motivo preciso para ello. Tranquilizóse al verla salir, y otra vez se alteró cuando entró nuevamente.

Ello es que eché un sueño, y cuando me desperté sobresaltado y miré el reloj eran más de las nueve y media. Me puse el sombrero y salí corriendo; pero cuando puse el pie en la calle y se me ofreció repentinamente a la imaginación la bofetada del Naranjero y el peligro que corría, volvime y a toda prisa cambié de traje y de sombrero.

Al día siguiente, Gertrudis se queda en cama, enferma. No quiere ver a nadie, y a Martín lo menos posible. Juan está sobresaltado. Las horas de la comida pasan tristes y silenciosas... Se extienden las sombras, cada vez más densas, alrededor del molino de Felshammer. El sol se pone una vez más. El cuarto día, Gertrudis está casi restablecida; Juan puede entrar en su cuarto y hablar con ella.

Cuando el bañista ve al reptil ondulando á su lado sus graciosos anillos, no cree en la maravillosa aparición de la serpiente de Esculapio, sino que, lleno de terror, salta sobresaltado prorrumpiendo en grandes gritos.