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Actualizado: 8 de mayo de 2025


Ya que se atreve a desafiarme, ¿tendré acaso que recordarle un incidente que parece haber olvidado muy cómodamente? ¿No recuerda de cierta noche, no muy lejana, en el parque de Mayvill, cuando intentó usted cometer un crimen infame y brutal, no recuerda? Dio un salto sobresaltado, luego me miró iracundo, brillando en sus ojos el fuego del odio criminal.

Incorporóse de un brinco, sobresaltado, y vió delante de , de pie sobre la almohada, un ratón muy pequeño, con sombrero de paja, lentes de oro, zapatos de lienzo crudo y una cartera roja, terciada á la espalda.

Han pasado algunos meses desde que mis ojos y mi espíritu contemplaron aquel espectáculo estupendo, y aún, durante la noche, suelo despertarme sobresaltado con la sensación del vértigo, creyéndome despeñado al profundo abismo... De improviso apareció, en una altura, la poética hacienda de Cincha, desde la que se distingue una vista hermosísima.

¡Fernandito es un imbécil! continuó Currita muy afligida. Butrón movió de arriba abajo la cabeza en señal de profundo asentimiento. Le ha engañado Martínez... Me ha comprometido atrozmente... Es horrible, horrible... ¡Infame, Butrón, infame! ¡Habla bajo! exclamaba el diplomático, sobresaltado . Sosiégate, hija mía, sosiégate... y cuenta para todo conmigo... Para todo, ¿lo oyes?... para todo...

Sobresaltado, de delicias lleno, á la presion de los amantes brazos, á la desdicha y al temor ajeno, su corazon del palpitante seno pugnaba por saltar roto en pedazos. La rica, la opulenta pedrería que su garganta deliciosa ornaba y que la luna con envidia heria, con ménos esplendor resplandecia que el que en sus negros ojos fulguraba.

De pronto lanzó un grito de espanto, como horrorizada por algún descubrimiento que había hecho, y, sobresaltado, me di vuelta para mirarla. Su rostro había cambiado completamente; hasta los labios tenía blancos. ¡No! tartamudeó enronquecida. ¡No... no puedo creerlo... no quiero creerlo! Otra vez miró el papel que tenía en la mano para releer esas fatídicas líneas.

El estado de D. Luis, después de las agitaciones de todo aquel día, era el de un hombre que tiene fiebre cerebral. Currito y el capitán, cada uno de un lado, le agarraron y llevaron a su casa. D. Pedro de Vargas se levantó sobresaltado cuando le dijeron que venía su hijo herido.

Ya era raro el día en que Ramiro no pasaba algunas horas con Aixa. A veces, junto a ella, sentíase sobresaltado por una onda de tribulación, que le arrugaba el sobrecejo y fijaba sus pupilas.

Es que llegué esta madrugada, a las cinco, cuando todos ustedes estaban entregados al sueño. ¿De veras? No quise despertar a nadie y me fui derecho a la alcoba de mi mujer que, por cierto, al pronto, no quería abrirme. Tanto miedo sentía. ¡Ya lo creo!... El que despierta sobresaltado...

Hiciéronlo así, y, quedándose solos don Quijote, Sancho y Roque, aguardaron a ver lo que los escuderos traían; y, en este entretanto, dijo Roque a don Quijote: -Nueva manera de vida le debe de parecer al señor don Quijote la nuestra, nuevas aventuras, nuevos sucesos, y todos peligrosos; y no me maravillo que así le parezca, porque realmente le confieso que no hay modo de vivir más inquieto ni más sobresaltado que el nuestro.

Palabra del Dia

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