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Muy duro les parece este consejo A todos los que estaban congregados; Mas tienen reverencia al cano viejo Y á sus hechos heróicos y afamados. Curemo, con muy grande sobrecejo, Se sale con sus hijos á los lados Oyendo esto, y no dice cosa alguna, Y con su gente entró en una laguna.

Ya era raro el día en que Ramiro no pasaba algunas horas con Aixa. A veces, junto a ella, sentíase sobresaltado por una onda de tribulación, que le arrugaba el sobrecejo y fijaba sus pupilas.

El Juan Ortiz arriba con presteza Su oficio de justicia gobernaba, Con gran solicitud, y sin pereza, Quimeras nunca oidas inventaba. Aquel haberse visto en gran riqueza, Y verse de ella ageno, le cegaba Su razon de manera, que tropieza Por esto, é hiere siempre de cabeza. No quiere sujetarse á otro consejo; El suyo, dice, que es el mas seguro. Un dia le hallé con sobrecejo, Pregúntole, qué hace?

Y luego en pie y piadosa se levanta, Y poniendo los ojos en el viejo, Desembudó la voz de la garganta: Y con cierto desden y sobrecejo, Entre enojada y grave, y dulce dixo Lo que al humido dios tuvo perplejo. Y aunque no fue su razonar prolixo, Todavia le truxo á la memoria Hermano de quien era y de quien hijo.

De puedo decir que he de ir en pos de él hasta el pie del cadalso, sin pensar en mi propio interés ni en la razón o sin razón de su condena. Pronunció estas palabras con tal arrogancia, que su confesor y maestro creyó necesario arrugar el sobrecejo y levantar la cabeza antes de responderle.

Fué tanta multitud la que venia De monos á la muerte de aquel viejo, Que la tierra estaba se cubria, Y huye de temor el Melgarejo. Un Indio del Brasil que allí venia, Con sobrado dolor y sobrecejo, Le dice, y embebido en cruda saña: "¿Porqué has muerto al Señor de la montaña?"

El pecho, el alma, el corazon, la mano Di á PEDRO DE MORALES y un abrazo, Y alegre recebi á JUSTINIANO. Otros dos al del Layo se llegaron, Y con la risa falsa del conejo, Y con muchas zalemas me hablaron. Yo socarron, yo poeton ya viejo Volviles á lo tierno las saludes, Sin mostrar mal talante, ó sobrecejo.