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Actualizado: 31 de agosto de 2024
Estaban congojosos, esperando Que vuelvan los navios al concierto: Ya viene Melgarejo navegando, Dejando la mas gente all
Poco tiempo después murió también la esposa de Melgarejo, doña Luísa Maldonado, pero de su entierro, cuando nada dicen las relaciones antiguas, prueba que debió de no revestir la pompa y solemnidad que el de la famosa Dorotea. DESAFÍOS Y RI
La costa del Brasil está temblando, Sabiendo de Rui Diaz la venida, Que piensan que se viene apoderando De todo lo que halla de corrida: Pues saben como ha andado conquistando, Y que tiene la tierra así rendida; Y no sabe que quiere Melgarejo: Mas ved en que ha parado su consejo.
Los que eran causadores de estos males, Lo bueno de la tierra se gozaban; Los otros hambreaban suspirando, Y á Dios justa venganza suspirando. Entre otros que prendió fuera Vergara, Hermano de Ruy Diaz Melgarejo: Y á aqueste sino huye le ahorcára, Que voluntad no falta y aparejo.
En la esquela decía: «El marqués de Villamelón y de Paracuéllar, conde de Albornoz y de Calatañazor, suplica a vuestra excelencia se sirva asistir a la ceremonia de cubrirse de Grande de España el excelentísimo señor don Jacobo Téllez-Ponce Melgarejo, marqués de Sabadell, de quien es padrino, para cuyo acto se ha servido su majestad señalar el día 7 de febrero de 1878, a las dos de la tarde, en su Real Cuarto».
Así duró la cosa mucho tiempo, y al cabo de años, deseando cortar aquel escándalo, que en la ciudad era público por la calidad del héroe, los alcaldes del Crimen de la Audiencia intervinieron en el asunto, desterrando de la ciudad á doña Dorotea, que á poco volvió tranquilamente á seguir la antigua vida, pues la influencia de Melgarejo era grande y su carácter pesaba mucho en autoridades y personas.
En los veinticuatro años que pasò en Amèrica, el deseo de observar tantos objetos nuevos y curiosos, le hizo tomar parte en varias empresas, en las que arrostrò grandes peligros, siendo testigo de infinitas desgracias: y al cuidado que tuvo de relatarlas debemos las únicas memorias que nos quedan de un perìodo importante en la conquista de estas regiones. Acompañó á Melgarejo y á Garay en casi todas sus expediciones, y, segun parece indicarlo, fué uno de los que concurrieron
¡Cuan triste se hallò, y cuan penoso Rui Diaz Melgarejo! que hallado Habia,
Teniéndole pues preso y arecado, Nombrado otro teniente entra en consejo, Y tratan quien lo lleve aprisionado A España con presteza y aparejo; Que vaya luego fuè determinado El capitan Rui Diaz Melgarejo, Que no se huelga poco de este hecho, Y piensa sacar de ello algun provecho.
El veinticuatro de Sevilla, D. Fernando Melgarejo, hombre de alta posición y muy conocido de todos fué de aquellos que dejan fama entre sus contemporáneos, bien que ésta no era de las envidiables, aunque sí muy sonada.
Palabra del Dia
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