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Actualizado: 10 de octubre de 2025


Este Obispo fue uno de los mas queridos de los teruelanos, y de los pueblos de la provincia, ya por su celo en el buen gobierno de sus diocesanos, ya por sus reconocidas virtudes, ya por su vasta erudición, ya por la afabilidad de su trato, ya, en fin, porque estendido el cólera en la capital y pueblos de su diócesis, fue el consuelo de los enfermos pobres atacados de aquella epidemia, entrando en sus casas, acompañándoles muchos ratos y llegando su anhelo por socorrer sus necesidades hasta el punto de vender su coche y las mulas, cuyo producto en dinero lo distribuyó enseguida entre los enfermos mas pobres. ¡Nunca olvidará la provincia de Teruel el nombre de tan buen Obispo! ¡No era de estrañar que fuese tan sentida su traslación a Murcia en el año 1862!

Y en contestación recibí una carta muy sentida, en la que me decía que la generosidad del Rey y su gratitud hacia la obligaban a guardar el más profundo secreto. También manifestaba el propósito de retirarse por completo de la sociedad e ir a residir en el campo. No si realizó este propósito, pero es muy probable, porque no he vuelto a verla ni oído hablar de ella.

Parecía preocupada, triste, y dirigía frecuentes y rápidas miradas hacia el sitio donde el propio Ramón estaba. Verdad que detrás de él, en un diván, se hallaban sentados Pepe Castro y Lola Madariaga, charlando con gran animación. Pero el concejal no se hizo cargo de esto. Cuando León se levantó, Ramoncito le llevó aparte a un rincón y le dió con frase sentida sus quejas.

Sintió Cervantes una tan indecible amargura, un tal desgano de la vida, una tal cosa horrenda y nunca de él sentida, que no se sabe lo que en la desesperación de verse así menospreciado, así perdido, así humillado, hubiera pasado por él.

PRIMER OBISPO DE TERUEL, Don Andrés Santos: este Prelado nació en Quintanar de la Vega, diócesis de Leon: fue inquisidor en los tribunales de Llerena, Cuenca, Córdoba, Valladolid y Zaragoza: tomó posesión en 20 de Diciembre de 1578, y fue muy estimado de los teruelanos por sus virtudes, talento y prudencia: hizo varios reglamentos conforme a los cánones y disciplina de la Iglesia, y de algunos se hace memoria en las Constituciones Synodales de su sucesor: la Iglesia de Teruel le debe su primer forma y orden, cuyos servicios fueron tan agradables al Rey que le trasladó a la metropolitana de Zaragoza en Marzo de 1579; salió de Teruel en 28 de Julio del mismo año, y la mayor parte de los vecinos de esta ciudad le acompañaron hasta una gran distancia, habiendo sido sentida por todos su partida, especialmente por los pobres.

»Yo me consagro pues todo entero á la mision de que estoy encargado; para vosotros viviré, para vosotros trabajaré sin descanso, mientras haya en un soplo de vida, y me lo permita Aquel sin cuya voluntad no puede caer de nuestras cabezas un cabello, y menos aun salir de nuestra boca una palabra profundamente sentida; Aquel, sin cuya inspiracion no puede brillar en nuestro espíritu una idea luminosa, ni un pensamiento de verdad y de libertad alumbrar nuestra alma

A la concepción de la vida racional que se funda en el libre y armonioso desenvolvimiento de nuestra naturaleza, e incluye, por lo tanto, entre sus fines esenciales, el que se satisface con la contemplación sentida de lo hermoso, se opone como norma de la conducta humana la concepción utilitaria, por la cual nuestra actividad, toda entera, se orienta en relación a la inmediata finalidad del interés.

La madre no le dice levántate; le dice ¡calla! Este cuadro es de una elocuencia arrebatadora; de una intencion sentida, concienzuda y fuerte. No hay espacio alguno entre la vista y la emocion. El sentimiento arrolla al juicio, lo absorbe, lo anonada: el juicio cae de rodillas y adora.

Representaba él a don Fernando, el primer duque de Sandoval, fundador de la grandeza de su casa, en traje de gran maestre de la orden de Calatrava... Y, por súbita y peregrina ocurrencia, Pablo dirigió mentalmente a don Fernando, esta breve, pero sentida alocución: Ya ves. Llevo por ti, ¡oh mi glorioso abuelo! una vida lánguida y aburrida, una verdadera vida de sacrificio.

Había tanta elocuencia en esos monumentos de tan vulgar ejecucion, tal candor en el culto que les tributan los humildes y pobres habitantes de Altorf, y tantos motivos para comprender el valor de esa sublime virtud que se llama el patriotismo!... Esa inmortalidad de un nombre y una leyenda al traves de tantos siglos, y esa elocuencia de dos toscas estatuas en el fondo de un pobre valle de Suiza, inmortalidad comprendida y elocuencia bien sentida por dos almas viajeras nacidas en el corazon de los Andes, ¿no eran las mejores pruebas de que el patriotismo no es un delirio sino una gran virtud, una religion, y que la gloria no es una quimera, sino una eterna auréola de los grandes caractéres y de los pueblos libres?

Palabra del Dia

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