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Actualizado: 19 de mayo de 2025


La suntuosa catedral de Paris no tiene esos techos despejados, claros, altísimos, atrevidos y majestuosos de la catedral gótica: no tiene tampoco esas bóvedas aplanadas, casi chatas, esa atmósfera oscura, ese horizonte misterioso de la mezquita árabe; no tiene la esbeltez, la elegancia, la virilidad, la pompa sencilla y sublime del palacio griego y toscano.

Esto que es platonismo, me digo entonces. Esto es el amor de la hermosura por la hermosura: la expresión del cariño y del afecto hacia lo que Dios hizo manifestada en un beso candoroso que en el vano e incorpóreo reflejo se estampa. Ya ves que te hablo hasta de mi sencilla fatuidad y que te declaro todas mis venturas.

Luego volviendo á tocar el asunto para corroborar esta frase demasiado sencilla y absoluta, añadió: «Quiero decir una materia semiorganizada y ya perfectamente organizable. En ciertas aguas, no es más que una densidad de infusorios, en otras lo que va á serlo, lo que puede trocarse en ello.

Con otra escena tan natural y sencilla como la representada en las Hilanderas creó Velázquez una maravilla mayor: Las Meninas . El origen y momento, si así puede decirse, del cuadro es fácil de reconstruir.

Unas tribus se dan á otras mutuamente el nombre de Kalinga y la razón es bien sencilla: en casi todos aquellos dialectos sigifica «enemigo», y como la principal ocupación de aquellos salvajes es una lucha constante de una tribu con otra es claro que todos se llaman con la misma voz: «enemigo», kalinga.

Ahora vamos al punto segundo ¿Sabe usted, don Cosme, por qué los jóvenes de Villaverde no son un modelo de buenas costumbres? Pues... por la sencilla razón de que aquí no hay trato social; porque aquí ni los hombres tratan a las mujeres ni las mujeres a los hombres. Viven separados los sexos.

Más le importaba la conducta de aquel ingrato que a su lado dormía tan tranquilo. Porque no tenía duda de que Juan andaba algo distraído, y esto no lo podían notar sus padres por la sencilla razón de que no le veían nunca tan cerca como su mujer. El pérfido guardaba tan bien las apariencias, que nada hacía ni decía en familia que no revelara una conducta regular y correctísima.

Se dijo sencilla y espontáneamente que era necesario en su casa, que allí quien debía trabajar era él, sin imaginar jamás que sus más penosos esfuerzos por lograrlo pudieran llamarse abnegación o sacrificio, ni siquiera deber: lo haría porque , porque era el hermano mayor, el único hombre de la casa. En sus cálculos no entraba Tirso para nada. Si no, ¿quién lo haría?

Había prometido a miss Darling salir con ella a caballo, pues su tío está lejos de valer lo que el mío en punto a equitación. Hemos dado un buen paseo. Siempre es bueno un paseo dado con una mujer guapa... ¿Te gusta miss Darling? Mucho. Es sencilla y natural; toda su persona denota una rectitud, una lealtad y un aplomo que no he encontrado en las demás.

En mi calidad de extranjero, nada tenia de extraña mi pregunta: me dirijí al que me pareció ser director del Establecimiento, y con extrema cortesía satisfizo mi curiosidad. La cuestion es muy sencilla: los nobles de Venecia, dados á la opulencia y al lujo, empezaron con sus elegantísimas góndolas, que es como si dijéramos coches de gala, á oscurecer las del dux.

Palabra del Dia

hociquea

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