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Actualizado: 19 de mayo de 2025
Tenía siete duros al mes por todo medio de vida y una madre vieja a quien mantener, sencilla labradora que se había quitado el pan de la boca para dar carrera al hijo.
Confíame tus tormentos, Roberto dije, poniéndole la mano en el hombro. No soy más que una chica, muy sencilla, pero eso desahogará tu corazón. ¡No puedo! gimió, ¡no puedo! ¿Y por qué? Porque sería mortificante... hasta para ti.
Granate le echó una mirada torva y preguntó sordamente: Pues entonces, ¿por qué no va usted a sentarse a su lado? Por la sencilla razón de que ya no tenemos nada que hablar... Pero usted es otra cosa. Entendido, señor conde... No soy un niño murmuró con mal humor.
Apesar de eso, la España de hoy está muy distante, muchísimo, de la de 1825; progresa visiblemente, y en solo cinco años, despues de la pasajera cuasi-revolucion de 1854, ha dado grandes pasos. Se dirá talvez: «Si la mayoría del pueblo español tiene tan buenas cualidades características, ¿por qué se deja gobernar mal y no cambia su situacion?» La explicacion del fenómeno es sencilla.
Yo no había asistido a una misa desde mi juventud, y había perdido con la costumbre de mi niñez la unción que inspiran los sentimientos de la infancia, el ejemplo de piedad de los padres y la fe sencilla de los primeros años. Así es que había desdeñado después asistir a estas funciones, profesando ya otras ideas y no hallando en mi alma la disposición que me hacía amarlas en otro tiempo.
Creo que Beatriz se preocupará bastante menos que usted de esos detalles... Tiene naturalmente gustos elegantes y distinguidos, porque es una gran señora... pero suelen ser las grandes señoras las que mejor saben llevar, si el caso se presenta, una vida modesta y sencilla... Sin embargo, déjeme usted reflexionar un poco.
La capilla, espaciosa, seria y sencilla como todos los templos de los protestantes, no contiene cuadro ni adorno alguno. Como allí no se reunen los hombres sino para leer la Biblia, orar y ensalzar á Dios, sin confundirlo con el hombre bajo forma alguna, ni rodearle de ídolos rivales, la ausencia de imágenes y santos y de todo lujo ú adornos, es absoluta.
Las complicaciones, que parecen de construcción tan sencilla, protegen eficazmente el secreto de toda solución posible y lo garanten de cualquier peligro. Por lo tanto, todos los esfuerzos que se hagan para descifrarlo sin conocer el orden en que estuvieron las cartas, será necesariamente inútil. Volvió a colocarlas dentro del sobre y me las entregó, sintiendo no poderme ayudar en nada.
Llegamos a la señorita Fernández. ¡Esa sí! exclamó la buena señora. ¡Esa sí me gusta! ¡Tan bonita, tan inteligente, tan buena, tan sencilla! Es rica, y tiene la sencillez de una pobre; es inteligente e instruída, y no hace alarde de ello; es hermosa, y no está pagada de su belleza. ¡Ay Rorró! agregó después de elogiar con mucho entusiasmo a la niña. Es una perla. Así quiero una mujer para tí.
Saber del mal y del bien. Más sencilla en su traza, y de un fondo menos rico que la mayor parte de las obras de nuestro poeta, sobresale ésta, sin embargo, por su pintura de afectos. La noble y firme amistad de los magnánimos Don Pedro y Don Alvaro nos recuerda la excelente comedia de Alarcón, titulada Ganar amigos.
Palabra del Dia
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