Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 22 de mayo de 2025


Decid, pues, á vuestro confesor, que el santo de vuestra devoción se os ha aparecido... ¡Una mentira sacrílega! ¡Para salvar el honor de una ilustre familia! ¡para salvar vuestro perdido honor! Seguid, seguid. Diréis que el santo os ha revelado que vuestro esposo está en el purgatorio. ¡Ah! Que para salir de él, necesita que vos hagáis un año de penitencia... No os comprendo aún.

¡Ahí es nada! ¡con tío en palacio, cocinero de su majestad y enredador, avaro y celoso! ¡cuando os digo que habéis hecho suerte! ya veréis; ahora, si os importa ver vuestro tío, seguid á mi lado, ni más ni menos que si no os hubiesen negado la entrada; alta la cabeza, fruncido el ceño, y por no dar, que el dar daña, no les deis ni las buenas noches.

15 Mirad que ninguno a otro mal por mal; antes seguid lo bueno siempre los unos para con los otros, y para con todos. 16 Estad siempre gozosos. 17 Orad sin cesar. 18 Dad gracias en todo; porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús. 19 No apaguéis el Espíritu. 20 No menospreciéis las profecías. 21 Examinadlo todo; retened lo que fuere bueno.

Mi señora, que iba a las ancas, con voz baja le decía: ¿Qué hacéis, desventurado? ¿No veis que voy aquí? El alcalde, de comedido, detuvo la rienda al caballo y díjole: ''-Seguid, señor, vuestro camino, que yo soy el que debo acompañar a mi señora doña Casilda'', que así era el nombre de mi ama.

Seguid, seguid haciendo vuestro equipaje, señora, que hemos de marchar esta misma noche; entre tanto descuidad, que yo he de traeros antes de media hora á don Juan. Y Quevedo, saludando á doña Clara y evitando prolongar la conversación, salió, porque le tardaba saber lo que hubiese de cierto en el negocio.

Sucédame lo que quiera, me pasará indudablemente menos de ello que de haberos disgustado. Venid dijo la dama , cuya voz tenía todavía el acento irritado, trémulo, conmovido. Y en paso rápido, fuerte, enérgico, tiró la crujía adelante, llegó á una puerta, abrió su pestillo con un llavín dorado, la pasó y repitió con impaciencia: ¡Seguid! ¡Seguid!

Dadme, pues, la mano dijo la dama con un acento singular en que se notaba la violencia con que apelaba á aquel recurso. ¿Dónde estáis? Acercad más. Ya que me dais la mano, señora... Os la presto... Pues bien, prestadme la derecha. Seguid y callad dijo la dama, poniendo en la mano de Juan Montiño una mano que hablaba por sola en pro de lo magnífico de las formas de la dama.

, he venido desde Madrid... Ya te explicaré... Seguid andando, que yo os alcanzo en seguida, porque está amarrado ahí cerca. Siguieron, en efecto, a paso lento el camino que ceñía el muro. Reynoso aprovechó la ocasión para darles brevemente noticias de su amigo. Por lo demás terminó diciendo Barragán es de los hombres más honrados que he conocido.

Palideció la abadesa. ¿Y serían capaces...? dijo. Yo no he dicho tanto. Pero tendréis algunas pruebas... No las tengo, pero las he visto. Seguid, don Francisco; pero explicadme. Ya os he dicho que mi amigo es enemigo, á causa de una dama, de don Rodrigo Calderón.

, un oficial de húsares, que me quería antes que yo naciese. ¡Ah! ahí está el secreto, seguid hablando, Elena. Pues bien, fué él quien la mandó hacia aquí; y cuando Marta ruega por se le aparece a menudo, y siempre le ordena que me quiera mucho. Es singular, no lo comprendo, pero es cierto, porque lo dice Marta, y lo que ella dice... Una grosera carcajada vino a interrumpirles.

Palabra del Dia

hociquea

Otros Mirando