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Actualizado: 27 de octubre de 2025
Su obligación militar iba á consistir en permanecer jauto al gobierno escribiendo la crónica de la guerra y revisando las proclamas dirigidas al país, por si era posible agregarles nuevos toques de retórica. Venceremos, gentleman dijo con entusiasmo . Desde anoche están saliendo tropas para los Estados donde se han sublevado los hombres.
Se dieron algunos ansiosos chupetones, y uno de los zagalones con inclinaciones más señaladas a la retórica dejó al cabo escapar esta declaración inesperada: Me paece a mí, me paece a mí que si el tiempo no tuerce el hocico, en cosa de ocho días levantarán los trigos un par de palmos más... Es un decir, mayormente.
En los exercicios de la Retórica, del trato civil, de los Tribunales, de la política, se deben usar discursos seguidos, los quales, aunque en sus pruebas encierran muchos sylogismos, pero están encubiertos, y tanto mas apreciable es el Arte de las arengas, quanto es mas oculto el artificio de los raciocinios.
Se hallaría la ciencia ruda é ignorante, muda la retórica y la poesía balbuciente. Tanto minora siempre, aun á lo más excelso, la comparación con lo sumo. Y no obstante la innegable verdad de este principio, yo me atrevo, señor, á llamar grande lo que os ofrezco.
Basta decir que la conversación se caracterizó por la exaltación intelectual, el cauteloso respeto, la meticulosa delicadeza, la precisión retórica y por el mismo discurso lógico y coherente que distinguen a estas varoniles reuniones en localidades más civilizadas y en donde reina el más fino trato social.
Demuéstralo Lope de Vega en los prólogos ó dedicatorias de las suyas, que llevan aquel título, llamándoles comedias. Poética de Aristóteles, IV; Retórica, III, 8; Demetrius de elocutione, párr. 43.
Le falta Lacante en su colección, y Luciana le había prometido procurárselo valiéndose de mí. Me esforcé por excusar a Lacante con vagas razones, pero Lautrec cortó mi inútil retórica. Si Máximo no trae a Lacante dijo, trae en cambio una novela inédita. ¡Una novela! Veamos, veamos... Señor Cosmes, no puede usted negarse.
Iba a ponerse a estudiar, y no de cualquier manera ni cualquier cosa; sus estudios de retórica habían ya terminado el año último, y acababa de asistir a la toma de Troya y a la fundación de Roma; había bebido con Horacio en las cascadas del Tíber, admirado a las abejas con Virgilio, salvado a la República con Cicerón y alborotado en las plazas de Grecia con Demóstenes.
Si no me prohibiera usted filosofar, aquí le explicaría por qué estoy segura de que debo al plan de vida que me impuso la felicidad inefable de esta salud serena, de este placer refinado de vivir con sangre pura y corriente en medio de la atmósfera saludable... pero nada de retórica; recuerdo cuánto le disgustan las frases.... En fin, estoy como un reloj, que es la expresión que usted prefiere.
En total cincuenta o sesenta duros al mes. Había hecho ya tres oposiciones a cátedras de Retórica y Poética ocupando segundo y tercer lugar en las ternas y estaba resuelto a oponerse a todas las que vacaran hasta apoderarse de una. ¡Tú siempre haciendo tonterías, García! exclamó Tristán con acento donde se transparentaba la complacencia con que las observaba.
Palabra del Dia
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