United States or Mauritania ? Vote for the TOP Country of the Week !


Veíanse por todas partes, sobre las mesas, en las dos chimeneas, por los armarios y colgados de las paredes, retratos de reyes, príncipes y personajes ilustres, de fotografía unos, magníficamente grabados en acero otros, con pomposas dedicatorias al integérrimo diplomático, que pregonaban sus grandes relaciones y sus altas influencias.

En Madrid no encontraba quien le diese pan, pero siempre volvía a casa con los bolsillos llenos de papeles. Los camaradas le ofrecían periódicos para que leyese sus artículos; los autores le regalaban libros con pomposas dedicatorias. «Al erudito y notable escritor Isidro Maltrana, su admirador...» ¡Le admiraban! ¿Por qué? Tal vez por su miseria.

Pensó Fernando al examinarle que tal vez llevaba en sus maletas algunas fotografías de bellezas profesionales de París con dedicatorias de pasión: «À mon cher coco de Buenos Aires». Los hermanos pequeños exhibían regocijados varias panderetas adquiridas recientemente, con suertes de toreo pintadas en el parche, y algunas banderillas ensangrentadas procedentes de la corrida de la tarde.

Hombre, me parece que no hay nada que pedirles, porque nada tienen. ¡Siempre ha de decir usted cosas!... ¡Y usted nunca ha de decir cosas! ¿Por qué no fulmina usted el anatema de la crítica contra ciertas obras que nos inundan? ¡Ay, amigo! Los autores han descubierto el gran secreto para que no les critiquen sus obras. Zurcen un libro. ¿Son vaciedades? No importa. ¿Para qué son las dedicatorias?

Hasta había carteras con áureas dedicatorias, y la piel gastada por el roce y el tiempo, conteniendo enormes papelotes, acciones de ferrocarriles a través de países salvajes, títulos de propiedad de territorios sobre los cuales habían de levantarse ciudades; valores de empresas locas que se desarrollaban en las praderas yankees o las pampas argentinas regalados en noche de beneficio, como testimonio del afecto práctico de los americanos que al entusiasmo unen siempre la utilidad.

Demuéstralo Lope de Vega en los prólogos ó dedicatorias de las suyas, que llevan aquel título, llamándoles comedias. Poética de Aristóteles, IV; Retórica, III, 8; Demetrius de elocutione, párr. 43.

Más lejos, a uno y otro lado de una gran panoplia llena de orín y descabalada, había dos hermosos grabados de Luis Felipe y la reina Amalia, con sendas dedicatorias, y entre otra porción de notabilidades regias, políticas y literarias, diseminadas por todas partes, un retrato en litografía de Martínez de la Rosa, en los tiempos en que le llamaban Rosita la pastelera, con este campechano letrero: A Pepillo Butrón, su dómine Paco.

En una maleta, los periódicos ilustrados con sus biografías, los libros que había escrito y los retratos que debía regalar con dedicatorias; en otra, los artículos de la misa, guardados en estuches con forros de terciopelo, bien cuidados, desmontables y limpios, como útiles profesionales. Una cabeza avanzó junto a la de Maltrana, pegándose al vidrio, al mismo tiempo que un codo tocaba el suyo.

III, cap. 2.º Guevara, El diablo cojuelo, tranco 4.º Montalván, Fama póstuma. El ejemplo de Cervantes, que imprimió las suyas antes de ser representadas, quizás sea el único que nos ofrezca la literatura española de su época. Son útiles para este propósito, entre las obras de Lope, sus innumerables epístolas, las dedicatorias de sus comedias, y la segunda parte de La Filomena y La Dorotea.