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Actualizado: 24 de mayo de 2025


Ha protestado, bien se ve, ante no pocas observaciones mías; pero en honor del arte literario en que nos hemos engolfado con tanta frescura, se resigna como buena esposa. Por lo demás, ella cree conmigo que la impresión general de la narración, reconstruída por etapas, es un reflejo bastante acertado de lo que pasó, sentimos y sufrimos. Lo cual, para obra de un ingeniero, no está del todo mal.

Y usted padece, tiembla y se encoge, porque en la batalla se juega a Luz, que es hermosa y dulce y hasta santa, según dicen, y no se resigna usted a perder ese tesoro... Vamos a ver, ¿y qué que se pierda? ¡Señora!... Lo dicho: ¿y qué que se pierda? Es usted muy joven todavía, y por eso ignora lo que influye el punto de vista en el conocimiento de las cosas.

Si se fue, dirían, porque había aquí algo que no podía aguantar, ¿por qué vuelve ahora, se resigna y lo aguanta? Don Andrés, sobre todo, le despreciaría y le escarnecería, allá en sus adentros, calculando que la fuga había sido por lo de los besos a Juanita y que ahora volvía muy resignado a llevarlos con paciencia y hasta a verlos dar de nuevo.

El argumento es lo único permanente o inalterable en estas leyendas; un amor desgraciado por la enemistad tradicional de los papás de los novios; dos señores feudales de cortos alcances y que padecen de atrabilis; los chicos que no se resignan a ser desgraciados y continúan sus relaciones hasta que una noche los sorprenden juntos y les arman un belén; el padre de la niña que encierra a su presunto yerno en una mazmorra, y le tiene a pan y agua sujeto con cadenas; el novio que se escapa ayudado por la niña, y viene después con su mesnada a dar un asalto a su suegro; rapto de la novia; el papá suegro que no se resigna, arma su mesnada y va a dar otro asalto a su yerno y le lleva la novia; el yerno, que tiene muy malas pulgas y arma de nuevo su mesnada y vuelve a robar la chica, etc., etc.

Leto, después de una breve pausa, prosiguió: Yo no soy hombre de perfiles galantes; pero a mi manera, distinguir de colores; y por saberlo, tan pronto como tiré el clavel conocí que no debía de haberle tirado de aquel modo... ni de otro, por si usted lo había notado... y aunque no lo notara: siempre era una cosa muy mal hecha... El caso es que toda la tarde estuve preocupado con ello... porque, créalo usted, Nieves: un hombre, por despreocupado y modesto que sea, se resigna a pasar por bandolero antes que por ridículo delante de una mujer; y con esta preocupación, en cuanto pude, volví por el clavel: encontrele, y le guardé donde usted le ha hallado ahora, sin otro fin que reparar mi falta en lo posible y tener siempre conmigo la prueba de ello.

Se resigna e inclina la cabeza bajo el peso de las indiscretas razones que le asesta la inagotable elocuencia de la dueña de la casa, a no ser que el Marqués, molestado por el ruido, no la detenga con un ademán de su larga mano incolora: Querida amiga, nos gusta oír hablar a Lacante; permítenos escucharlo. La primera parte de la comida se consagró a la literatura.

En el teatro les vereis aplaudir con entusiasmo, aunque no siempre con criterio; en el baile, cordiales y contentos; en la mesa expansivos; en el carnaval hechos locos y muy espirituales en sus sátiras y disfraces. Donde mas se revela el espíritu de asociacion del Catalan es en el casino ó el café. El catalan no se resigna jamas al aislamiento.

El presidio convierte un individuo inteligente y fuerte en un ser envilecido y degradado... Prefiero no ver ese espectáculo que me causaría profunda pena... Y, sin embargo, usted le cree inocente y se resigna á pensar que vive en esas miserables condiciones, sin tratar de sacarle de ellas.

Baco se resigna á tener su imperio en las tinieblas subterráneas, consolándose con la seguridad de que ese imperio es universal. Puede asegurarse que, después de París, Burdeos es la más hermosa y espléndida capital de Francia, como es tambien una de las mas bellas de Europa.

Y dígame usted, por Dios añadió Lucía con inflexiones infantiles en su voz pura , ¿qué será de Miranda? ¿Qué le parece a usted de mi situación? ¿Qué hago yo ahora? Giró el viajero en su asiento, y quedó frente a Lucía, con aspecto de hombre a quien obligan a ocuparse en lo que no le importa y que se resigna a ello.

Palabra del Dia

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