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Actualizado: 23 de noviembre de 2025
Tengo por oficio arriesgar mi pellejo, repuso Simón encogiéndose de hombros. Sin embargo, volvió á poner la flecha en su aljaba, se echó el arco al hombro y continuó andando entre sus dos amigos.
¿Me hará Su Excelencia el gusto de decirme, repuso Candido, si no le tiene muy grande en la lectura de Horacio?
No está mal que usted ame lo que quiera dijo ésta. Lo malo que hay es que ese amor de usted cuesta muchas lágrimas a algunas criaturas inocentes. ¡Es la ley de la vida! repuso el seductor alzando los hombros con resignación y sacudiendo la ceniza del cigarro con su dedo meñique cubierto de sortijas.
¿Podría ver a su papá? No sé si está en casa. Voy a ver repuso la joven, dejando la plancha sobre la mesa y pasando por delante de él. Cuando ya se había alejado un poco, se volvió para preguntarle: ¿Su tío está bueno? Sí, señora, sí... Digo, no... hace algunos días que no se levanta de la cama... Tiene un catarro fuerte. ¿No será cosa de cuidado? Creo que no, señora.
¿Sabe usted respondí señor clerigón-entrometido, que si no se me quita de delante ahora mismo, le enseñaré a ser comedido y a no meterse en camisa de once varas? Comprendido, comprendido repuso poniéndose como de almagre su abominable rostro, y echándome de lleno su insolente mirada . Sigan los pimpollitos su camino. Adiós...
Tikâ, la pellizcó temiendo que por ello encareciese más sus alhajas el joyero. Cpna. Tikâ seguía pellizcando á su hija aun despues que se hubo casado. Ahí tiene usted brillantes antiguos, repuso el joyero; ese anillo perteneció á la princesa de Lamballe, y esos pendientes á una dama de María Antonieta.
Cristeta estaba muy acostumbrada a oír elogiar sus encantos corporales; pero no le sucedía lo mismo respecto de sus facultades artísticas y, sorprendida por la última frase de don Juan, repuso con más sinceridad que amor propio: Pues qué, ¿cree usted que yo sirvo para otra cosa?
No es nada contestó . ¿Querrás traerme un poco de agua?» Al punto llamé a mi amo. «¿Qué es eso, la herida de la mano? preguntó éste examinando al joven. No, es algo más», repuso D. Rafael con tristeza, y señaló a su costado derecho cerca de la cintura.
Lucía la tomó aparte para que pudieran hablar Julio y Muñoz, pero dirigiendo hacia ellos, de vez en cuando, una graciosa mirada de curiosidad. ¿Tú la conocías, entonces? Te lo dije aquella vez, repuso Julio. No lo recordaba. Te dije que la conocí en casa de las Aliaga. Creí que bromeabas, que te querías burlar de mí. No me lo dijiste muy claro, en todo caso.
Ya ve usted, señor cura, que ninguna esperanza me resta ya en este mundo. Espere usted en Dios; confíe en El repuso el cura. A eso quería yo venir a parar dijo el doctor con cierta vacilación.
Palabra del Dia
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