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Actualizado: 17 de junio de 2025
La operación se llevó a cabo con la rapidez del relámpago, e inmediatamente salvajes alaridos resonaron por todas partes. Aquellas gentes, si hubieran podido moverse, habrían devorado a su compañero. Este, con los brazos cruzados sobre el pecho, los dientes clavados en la presa, los ojos bizcos mirando en todas direcciones, parecía no oír nada.
La cantante, alarmada, se aproximó á la portezuela, se inclinó hacia el interior y dijo, volviéndose hacia el cochero: Plaza del... Giró sobre sus talones, entró como un relámpago en el vestíbulo y desapareció. El coche dió la vuelta y partió rápidamente sin que me fuese posible ver al que le ocupaba. El portero se aproximó y me dijo. Hermosa mujer, milord.
En los claros ojos de Currita brilló un relámpago de ira, y a poco más pierde su mansedumbre. Y aunque se llamara Policarpo exclamó . ¿Es razón esa para no hacer lo que te digo?... Pues nada, hija, se me olvidó. ¿Qué hemos de hacerle? ¡Ir ahora mismo! ¿Te enteras?... Y convidarlo a almorzar... Mira que a mi vuelta he de encontrarlo aquí contigo.
La posibilidad de que Dunstan le hubiese hecho la mala pasada de marcharse con Relámpago, para volver al cabo de un mes, después de haber perdido su precio en el juego o de haberlo disipado, de otra manera, era un temor que lo importunaba todavía más que la idea de un accidente desgraciado.
El cielo se oscureció más en el momento de expresarse así Nucha; un relámpago alumbró súbitamente las profundidades de las arcadas del claustro y el rostro de la señorita, que adquirió a la luz verdosa el aspecto trágico de una faz de imagen. ¡Santa Bárbara bendita! articuló piadosamente el capellán, estremeciéndose . Volvámonos arriba, señorita.... Está tronando.
Antes de arrodillarse, cerraron las maderas de la ventana, para evitar que la ojeada fulgurante del relámpago les deslumbrase a cada minuto.
¿Que no quieres casarte con tu tío? dijo clavándola una mirada aguda. No, señor, no quiero dijo Rosa con firmeza. Padre e hija se miraron un instante a los ojos. Tomás se puso extremadamente pálido. Un relámpago siniestro cruzó por su fisonomía. Después avanzó lentamente y, sacudiéndola por el brazo, le preguntó con ira mal reprimida: ¿Por qué no quieres, di, por qué no quieres?
Iba yo muy entretenida con lo que me decía, pero escuchándolo sin responder, intimidada por sus brillantes ojos, que se posaban a veces en mí como un relámpago, y avergonzada por la necedad de mi silencio, cuando el señor Kisseler vino involuntariamente en ayuda de mi torpeza.
Ni lo uno ni lo otro, tía Liette respondió Carlos en un relámpago de orgullo. Liette no insistió, y después de rozar su mejilla con un beso maternal, se retiró sin decir una palabra. Pero la bujía temblaba en su mano y las gotas de cera caían a su paso, pesadas y cálidas como lágrimas.
¿Sabes lo que han hecho ayer noche conmigo tus vecinos? exclama rudamente el mozo. Flora le mira sorprendida. Pues en cuanto salí de tu casa, antes que llegase á Rivota, entre Toribión y otros tres me torgaron. Un relámpago de ira pasó por los ojos de la zagala. ¿No te dije que no te fiases de ellos, Jacinto? ¡Que eran muy burros! ¡muy burros! Adiós.
Palabra del Dia
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