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Actualizado: 3 de junio de 2025
Su sorpresa fue, pues, grande cuando Jacobo, con la austeridad de un san Pablo primer ermitaño y la fortaleza de un san Antonio en el desierto, se negó rotundamente a salir del hotel, diciendo que había jurado no pisar el impuro suelo de París, que jamás tomaría en la mano una carta y que no pareciéndole ya conveniente marchar a Madrid a causa del cambio político, había decidido salir a la mañana siguiente para Biarritz, donde pensaba intentar una reconciliación con ¡polaina! ¡con su mujer!...
Aparece entonces Julia, y cuenta que Roselo la ha librado de las garras de la muerte, por cuya razón es aprobado por todos el enlace de los dos amantes, que sella la reconciliación de los Monteses y Castelvines.
Desde entonces la vida de los dos se desarrolló con violentas alternativas: primeramente discusiones buscadas por ella, que terminaban con golpes, y luego, tras la mirada implorante del esposo, la feliz reconciliación. Hasta le permitió que volviese al arte cinematográfico, siendo protagonista de varios films, cuyos argumentos se hacía relatar ella anticipadamente.
Entre él y Cristina se habían agrandado las distancias; no podía esperar una reconciliación.
Cuando lo hicimos se veía muy poco: cuando saltamos a la falúa en el pequeño embarcadero de madera de San Juan, era ya noche cerrada. Yo, que no me había separado un instante de Gloria después de nuestra reconciliación, tampoco lo hice entonces, como es fácil de presumir. Senteme a su lado en la popa, teniendo cerca a Isabel y Villa, que tampoco habían andado muy apartados durante la excursión.
¡Ah, tía Silda, que buena es usted! yo sin conocerla, siempre me la había figurado así... Yo soy Susana, su sobrinita, que tanto la quiere, porque yo la quiero, tía Silda, mucho, muchísimo; ¡qué alegre estoy! la veo aquí y no lo creo... Es Dios mismo quien le ha inspirado este paso, y su corazón bondadoso: yo siempre rogaba por usted y por el tío Pablo, y pedía en todas mis oraciones que la reconciliación se hiciera, porque no había razón, no había razón... ¿Vendrá también el tío Pablo? hoy es día de fiesta para mí, y eso que debiera estar triste, porque, ¿ve usted tía? estamos de mudanza, los muebles van al remate y nosotros al Frigal... pobres como usted, tía Silda, pobres, después de haber tenido tanto.
Luego, en las reconciliaciones, eran extremosos. ¿Sabe usted, Pepa, que no quisiera estar yo allí en el momento de la reconciliación? dijo Cobo haciendo alarde nuevamente de su malignidad brutal. Tampoco yo, hijo respondió, dando un suspiro de resignación que hizo reir . Pero ¡qué quiere usted!
Los demás se mostraron igualmente alegres por la reconciliación y les felicitaron; pero Antonio no dejó de verter su gotita de hiel en la alegría de Velázquez. ¡Así me gustan los hombres! exclamó dándole palmaditas en el hombro. Una mujer como Soleá merece que nos echemos la fachenda á la espalda.
Yo no puedo entrar en tu familia sino con una condición: tu reconciliación con Lotario Pütz. Si te niegas, tendré que romper mi compromiso. Eso le puso blandito. ¡Qué cabeza hueca! dijo; no hay medio de hablar de sentimientos contigo.
Luego la casaron sus padres con un ricacho desalmado y frío que, tras una temporada de apasionamiento meramente físico, la dejó abandonada durante cuatro años. Arruinose después en el juego, y pensando entonces que las gracias de su mujer podían ser base de nueva prosperidad, le impuso con amenazas la reconciliación, obligándola a soportar amantes, a quienes explotaba.
Palabra del Dia
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