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Actualizado: 3 de junio de 2025
Aquella seriedad, y más que nada la indiferencia de la mirada y el saludo, le molestaron fuertemente. Desvanecióse su buen propósito de reconciliación. Sacó del armario los libros de comercio, encendió la lámpara, porque ya estaba oscuro, se sentó delante de la mesa y se puso á arreglar cuentas atrasadas. Poco tardó en advertir que no tenía la cabeza para cuentas.
Haced que las gentes que están al lado del rey, cuenten sus pasos, oigan sus palabras... Tal las oyen, que aconsejo á vuecencia haga dar una mitra al confesor del rey. ¡Cómo! Fray Luis de Aliaga ha pasado toda la tarde al lado de su majestad, mientras vuecencia reconciliaba á sus enemigos y se creía por su reconciliación libre de cuidados. El duque quedó profundamente pensativo.
El suicidio del liberalismo es inminente. Favorezcámoslo, impulsémoslo. Tal vez mañana será tarde; tal vez, si nos detenemos, puede verificarse una reconciliación, y entonces.... Reconciliación no: eso es imposible dijo el Doctrino preocupado.
Gloria me rechazó; pero yo, tomándole las manos, preguntele con acento conmovido: ¿Por qué me has hecho sufrir tanto? También yo he sufrido; calla. Y se dirigió a la puerta, llevándome a su lado. Isabel dio algunos pasos hacia nosotros y, sonriendo maliciosamente, nos dijo: Veo que la reconciliación ha sido completa. Luego abrazó a Gloria y le dijo al oído algunas palabritas.
SANTA ISABEL reconcilió á padre é hijo, obligando á éste á que pidiese perdon al rey, cuya reconciliacion es mas meritoria, si se considera que ya habian venido á las manos, y se habia derramado la sangre en algunas batallas. A consolarla en estos quebrantos se dirigió la embajada de D. Fr. Sancho de parte de D. Jaime 2.º que dió materia á una de las cartas de que se hablará despues.
Agradezco el deseo que usted muestra y la esperanza que me infunde de que no sea a muerte nuestro duelo y de que a las doce de esta noche, que es la de San Silvestre, bebamos un vaso de Champagne para celebrar nuestra reconciliación y la entrada del nuevo año.
Un día, después de hablar con él, el jesuita pidió informes a la señora de la casa sobre aquel desconocido amigo, quizás para ver si le podía reconciliar con alguien, porque el afán del buen discípulo de San Ignacio era la reconciliación. Genara respondió: Si quiere usted ganar la palma del buen pacificador, hágale usted amigo de mi marido. ¿No se quieren bien? preguntó Gracián con astucia.
«Impresiones muy buenas añadió el diplomático... . Ha empezado por ahuecar la voz, y por negarse a proponer la reconciliación. Pero mientras más cerdea ella, más claro veo yo que hará lo que deseamos. ¡Oh!, entiendo bien a mi gente. También esta tiene sus filosofías pardas, y a mí no me la da. Conozco las callejuelas de la naturaleza humana mejor que los rincones de mi casa.
Se levantó, no obstante, de buen humor y la prodigó muchas delicadas atenciones que no acostumbraba á usar: bebió y comió con apetito y estuvo locuacísimo todo el día. Por la noche agasajó á sus amigos en celebridad de la reconciliación, y éstos pudieron notar que su alegría era excesiva y que había depuesto aquella gravedad displicente que rara vez le abandonaba.
Ahora, el mismo presentimiento le avisaba una reconciliación de los dos hombres, cuyos bultos distinguía confusamente. ¡Bendito sea el Cristo del Grao!... Y al saber que el capitán se quedaba á bordo hasta la tarde, se lanzó á la confección de uno de sus arroces magistrales, para solemnizar la vuelta de la paz. Poco antes de la puesta del sol, Ulises se encontró con su amante en el hotel.
Palabra del Dia
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