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Actualizado: 19 de junio de 2025


Allí había estado reflexionando una noche de tormenta, la misma en que se presentó como cortejante en casa de Margalida. La tarde era serena, el mar tenía un intenso color de extraordinaria y profunda transparencia. Los fondos de arena reflejábanse como manchas lácteas; los peñones submarinos y sus obscuras vegetaciones parecían temblar con un rebullicio de vida misteriosa.

Sus rivalidades eran disimuladas, pero profundas. Después de enredar, con escolástica destreza, la inevitable disputa, acababan por responderse en docto y ponzoñoso latín que agriaba la reunión. Un rebullicio de colmena llenaba las cuadras. La atmósfera era densa y candente.

Por fin, a eso de las nueve y media, cuando el médico se fue, sintió doña Lupe un rebullicio, luego cuchicheos en el pasillo. Fortunata había entrado, y hablaba muy bajito con Patria. La mente de la viuda, en la cual hasta entonces todo era confusión y vaguedades, empezó a dar de los juicios más extraños, ideas de atrevido alcance y de un pesimismo aterrador.

Y siempre aquel olor hediondo. En la comida fue preciso pasar sin agua. Las cisternas, las fuentes, los pozos, los víveres de pesca, todo estaba inficionado. Por la noche, en mi alcoba, donde, no obstante, se habían matado enormes cantidades, oía aún rebullicio debajo de los muebles, y ese crujir de élitros semejante al peterreo de los dientes de ajo que estallan con los calores fuertes.

Era él... Hubo en el interior cierto rebullicio que indicaba cólera y sorpresa; muebles removidos, palabras masculladas en sordina, y hasta creyó percibir Ojeda un principio de juramento. ¿Cuándo iba a cesar de molestarla con sus incorrecciones?... Esta conducta no era propia de un gentleman... No lo era...

Entre las cañas de la orilla habían visto dos objetos largos y negros que se balanceaban mecidos por la corriente: las piernas de Torrebianca. Robledo no había tenido valor para ver el cadáver. Después de un mes de permanencia en el río, era una masa gelatinosa que parecía vibrar por el rebullicio de la fauna surgida de sus carnes.

Sin duda, en la tremolina y rebullicio que se armó cuando Miguel de Zuheros cayó en su hondo letargo, las dos damas y los dos escuderos hubieron de escabullirse yéndose con los derviches. Las órdenes de levar anclas y darse a la vela al amanecer habían sido tan terminantes que, a pesar de lo ocurrido, el piloto no quiso desobedecerlas.

El mundo es como una gran lonja, llena de sordos que aspiran a verificar sus transacciones; todos gritan; hay un horrendo rebullicio; pero como no se oyen los unos a los otros, no se concluye ningún trato. Cuando hubo salido el Aligator, el estudiantillo travieso declaró en voz alta lo que todos pensaban para : Ese hombre desarrapado está tan loco como el zapatero.

«Vaya una doncella que me he echado... dijo la de Sánchez, riendo . ¡Tanto honor...!». Y luego cuando parecía dispuesta a salir, se puso a cantar y a dar vueltas por el gabinete. Rosalía vio con terror que se sentaba en un sillón con mucha calma. «¡Pero mujer!...» exclamó la Bringas sulfurada... Había en su cerebro un rebullicio como el de los relojes de pared momentos antes de dar la hora.

Y éste fue tras ella peldaños arriba, como si le atrajese su pálida sonrisa. «Aún no hace veinticuatro horas que nos conocemos pensaba Fernando . ¡Los milagros del encierro común! En tierra, hubiese necesitado meses para llegar a esta intimidadSe habían aislado los dos en medio del rebullicio que agitaba al pasaje con motivo de las próximas fiestas del paso del Ecuador.

Palabra del Dia

rigoleto

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