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D. Sancho pretendió que se hiciese en la Cántara el fuerte, y no convenía porque no había agua ni cisternas, como en el castillo, y se vió cuando Dragut estuvo allí encerrado de Andrea Doria, que enviaba á veinte millas á hacerla, como el veedor Hierónimo Sedeño lo vió por vista de ojos, habiéndole enviado entonces Andrea Doria á la isla y á su casa á negociar con el jeque.

En el castillo antiguo se derribaron las almenas morunas, sustituyéndolas con plataformas artilladas; se aderezaron las cisternas abiertas en peña viva, ordenando á la gente de las galeras echara cada día 50 barriles de agua y fuera trasladando á los almacenes las vituallas embarcadas.

No si D. Sancho se encargó de hinchir las cisternas, porque á Juan Andrea pedí que lo mandase á los de su cargo de la mar, y él lo mandó, creo, á D. Sancho y D. Berenguel; pero que, como cosa que tanto importaba, estuve muchas y diversas veces todas las horas del día á verlas hinchir, y que venían muchos barriles con la mitad del agua, que fué causa de dilatarse la estada allí, y la verdad es que se hincheron, aunque de espacio, y que la de fuera del castillo se vació dos palmos y cerca de tres, y con todo esto, si nuestra armada no se perdiera, que quedaba demasiada agua para la gente que dejaba, hasta las primeras del invierno, demás que no osara la armada desembarcar su gente, como dicho es, y si lo hiciera se perdiera, lo cual lo confiesan los mismos turcos.

Más de una vez tiene caído en cisternas atacadas de nieve, logrando salir, gracias solamente a su vigor extraordinario. Cuando llovía no había más remedio que quedarse en casa. Pero aun entonces ofrecía la aldea placeres desconocidos en la villa. Aquel lavado de los árboles y plantas era grato a los ojos.

No puede tener industria, porque carece de agua para mover máquinas, no habiendo sino aljibes ó cisternas; ni tiene elementos para el comercio y la agricultura, por su posicion excepcional. Toledo, pues, seguirá siendo una ruina sublime, una estupenda curiosidad y nada mas: el museo de la vieja España, custodiado por clérigos, militares y mendigos!...

Y en verdad que solo el terrado de mármol pulido que se elevaba en su alcázar al mediodia dominando sus jardines, los pabellones de oriente y occidente que sobre él descollaban, el salon dorado del pabellon circular que ocupaba el centro; solo las incomparables labores de su arquitectura, la belleza de sus líneas y proporciones, la riqueza de su ornamentacion interior, ya de mármol luciente, ya de oro deslumbrador con columnas de caprichosos jaspes, con pinturas émulas de los mas floridos vergeles; solo su lago de líquida plata, sus cisternas perpétuamente llenas de purísimas aguas, sus preciosas fuentes ornadas de bajo-relieves; cada uno de estos objetos de por hubiera sido suficiente para hacer los palacios de Azzahra superiores á los de Bagdad, Damasco y Constantinopla.

25 Y tomaron ciudades fortalecidas, y tierra fértil, y heredaron casas llenas de todo bien, cisternas hechas, viñas y olivares, y muchos árboles de buenos frutos; y comieron, y se saciaron, y se engordaron, y se deleitaron en tu gran bondad.

En la fiesta del Corpus y en la de la Virgen del Sagrario, a mediados de agosto, la gente acudía con cántaros al jardín y el señor Esteban permitía que los llenasen en las dos cisternas. Era una antigua costumbre que apreciaban los viejos toledanos, haciéndose lenguas de la frescura del agua de la catedral, condenados como estaban el resto del año al líquido terroso del Tajo.

Véanse las descripciones que en sus citadas obras hacen de los vestigios de Córdoba la vieja. Estas descripciones pueden hoy servir de utilísima guia para una esploracion detenida de aquel campo, pues en ellas se indican con gran minuciosidad los parages que ocupaban algunos curiosos objetos, torres, cisternas, etc., que hoy ya no se ven, y que sin duda ha cubierto la marea de la llanura.

Juan Andrea había días que daba priesa á la partida, por estar ya el fuerte en defensa, que no le faltaba más que el parapeto, y el caballero que él había tomado á cargo le había ya hecho. Lo demás, la gente que quedaba de guarnición lo podía hacer, pues no le faltaba otra cosa, estando ya las dos cisternas llenas de agua.