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Actualizado: 21 de julio de 2025
Cuando hicieron sus nidos, se metían en las casas para robar, de los costureros de las señoras, hilachas y trapos, de que luego, con la mayor destreza, hacían sábanas, almohadas y edredones para sus hijuelos. Ahora, estos graciosos bandidos andan por esos mundos ejerciendo su depravada rapacidad en los trigos y en las hortalizas.
Pues para que no se vuelva merienda de negros debemos seguir combatiendo en la Grande Antilla dijo entonces D. Valentín. Los cubanos, ni con mucho, son todos rebeldes, y tenemos el deber de defenderlos de los foragidos y de salvarlos de la rapacidad y de la insolencia tiránica de los aventureros que quieren apoderarse de la isla.
Estábamos, como he dicho, en una sala baja, donde la Condesa había hecho traer, para nuestro regalo, un par de zaques, milagrosamente salvados de la rapacidad francesa. Don Diego, luego que tal vió, volvióse a nosotros, que permanecíamos respetuosamente detenidos en la puerta, y con gesto de campechana confianza nos dijo: Ea, muchachos, entrad todos aquí ¿Por qué estáis en la puerta?
Los Españoles han tenido una confusa idea de este pais, que han llamado El Dorado; y un Inglés, nombrado el caballero Raleigh, llegó aquí cerca unos cien años hace; mas como estamos rodeados de intransitables breñas y simas espantosas, siempre hemos vivido exentos de la rapacidad europea, que con la insaciable sed que los atormenta de las piedras y el lodo de nuestra tierra, hubieran acabado con todos nosotros sin dexar uno vivo.
Qué tal sería la moza en este terreno, que la misma doña Francisca, de una miopía radical para la inspección de sus intereses, pudo apreciar la rapacidad minuciosa de la sirviente, y aun se determinó a corregirla. Era muy limpia, de una actividad pasmosa, que producía el milagro de agrandar las horas y los días.
El documento era una renuncia completa y explícita a toda intervención y a todo derecho que pudiera concederle la ley a la administración de los bienes de su mujer y al usufructo del caudal de su hijo, tan perfectamente detallada, meditada con tal prudencia, que la codicia y la rapacidad de Jacobo quedaban atadas de pies y manos con sólo poner allí la firma...
Allí salió a relucir parte de lo que Barbarita inútilmente intentó averiguar... ¿Quién era la del huevo?... Pues una chica huérfana que vivía con su tía, la cual era huevera y pollera en la Cava de San Miguel. ¡Ah! ¡Segunda Izquierdo!... por otro nombre la Melaera, ¡qué basilisco!... ¡qué lengua!... ¡qué rapacidad!... Era viuda, y estaba liada, así se dice, con un picador. «Pero basta de digresiones.
No necesito decir que se acabaron los retozos y los juegos; ya no volví a subir al naranjo, cuyos azahares crecieron tranquilos, libres de mi enamorada rapacidad, desarrollando con lozanía sus hojas y con todo lujo su provocativa fragancia; ya no corrimos más por el patio, ni hice más viajes a la escuela, para traerla a casa, tan orgulloso de mi comisión que la hubiera defendido contra un ejército, si éste hubiera intentado quitármela.
Mehemet-Alí, dueño de Egipto por los mismos medios que Facundo, se entrega a una rapacidad sin ejemplo aun en la Turquía; constituye el monopolio en todos los ramos, y los explota en su beneficio; pero Mehemet-Alí sale del seno de una nación bárbara, y se eleva hasta desear la civilización europea e injertarla en las venas del pueblo que oprime.
El detenido examen de las provisiones, que, afortunadamente para la partida estaban almacenadas en la choza, por lo que escaparon a la rapacidad del tío Billy, les dio a conocer que, con cuidado y prudencia, podían sostenerse aún diez días más.
Palabra del Dia
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