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Según él, Cuba nos produce tanto, que el día en que la perdamos, casi todos los españoles nos moriremos de hambre ó poco menos. Por interés y no por punto de honra, anhelamos, pues, conservar á Cuba. El Sr. Merchán no quiere comprender ó no comprende, que, hasta prescindiendo del interés y del punto de honra, la conservación de la grande Antilla nos importa mucho.

La Antilla salía al encuentro de los marinos extraviados por la tempestad, dando lugar con su rápida aparición a nuevas expediciones.

Allí la naturaleza es tan bella como fecunda y sustenta la reputación admirable de la soberbia Antilla francesa. Los pasajeros para las Guayanas nos han dejado ya, y estamos en completa libertad para bajar o no a tierra.

Pues para que no se vuelva merienda de negros debemos seguir combatiendo en la Grande Antilla dijo entonces D. Valentín. Los cubanos, ni con mucho, son todos rebeldes, y tenemos el deber de defenderlos de los foragidos y de salvarlos de la rapacidad y de la insolencia tiránica de los aventureros que quieren apoderarse de la isla.

Clarence King que, si por desgracia y lo que Dios no permita, se agotasen nuestros recursos y tuviésemos que abandonar la gran Antilla, no hay español peninsular que sueñe por espíritu vengativo con que aquello se vuelva ó yankee ó merienda de negros. Por cima del patriotismo y más allá del patriotismo, vive y alienta en nosotros el amor de casta ó de raza.

Y celebremos además, prescindiendo de todo interés de partido, la enérgica y atinada actividad con que el general Azcárraga, ministro de la Guerra, ha logrado enviar á la grande Antilla, con extraordinaria rapidez, los hombres y los recursos que allí se requieren, para que la rebelión pueda ser sofocada.

Y en las Canarias, así como en las Azores, también veían los habitantes tierras nuevas que surgían en el horizonte al llegar ciertos meses, y que para el vulgo eran las de las tradiciones marítimas: la isla de las Siete Ciudades y la de San Borombón, pintadas por algunos cartógrafos en sus mapas con los títulos de «Antilla» y «Mano de Satán». Los de mayores conocimientos explicaban con arreglo a los escritores antiguos, la naturaleza de estas tierras tan pronto visibles como ocultas y que frecuentemente cambiaban de lugar.