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Actualizado: 11 de octubre de 2025
Causaba cierta sorpresa ver a Maldonado tutear a un hombre ya entrado en años y de venerable aspecto. Todos los mozalbetes del Club de los Salvajes hacían lo mismo, sin que Pinedo se diese por ofendido. Ahí tienes a Mariana siguió éste que acaba de hablar perrerías de ti, y con razón. ¿Pues? No haga usted caso, Ramoncito exclamó la señora de Calderón asustada. Y Pepa también.
¿Usted, Pepa?-preguntó el mancebo queriendo demostrar desembarazo, pero inquieto en realidad, porque la de Frías era con razón temida. Yo, sí. Vamos a cuentas, Ramoncito, ¿qué se propone usted echando sobre sí tanto perfume? ¿Es que pretende usted seducirnos a todas por el órgano del olfato? Por cualquier órgano me agradaría seducir a usted, Pepa. La tertulia celebró la respuesta.
Pues Cobo Ramírez y otros babiecas como él, que la han llenado la cabeza de viento.... ¡Sin duda espera la tonta que venga un príncipe de sangre real a buscarla!... Ramoncito negaba belleza a su adorada. Es signo de hallarse profunda y sinceramente enamorado el hombre; no ser hija de la vanidad su afición. El exceso de amor le arrastraba a injuriarla.
Y la escuálida chiquilla miraba maliciosamente a su amiga gozándose en su mal humor y en la inquietud de Ramoncito. Yo no tengo gana de saber nada. Ya lo oye usted, Ramón. Esperanza no tiene gana de oir hablar de sus novias. Yo bien sé por qué es, pero no lo digo.... ¡Qué tonta eres, chica! exclamó aquélla con verdadero enojo.
Ninguna de las dos pensó que lo que las tenía enlazadas no eran sus propios brazos, sino los de un cadáver: el cadáver de una santa y generosa señora. #Cena en Fornos.# Al salir del hotel de Osorio, Pepe Castro y Ramoncito se metieron en la berlina que esperaba al primero y se trasladaron a Fornos.
Hasta que, mecida por aquella plática suave, insinuante, la cándida niña quedó dulcemente dormida con la cabeza reclinada en el almohadón. Ramoncito Maldonado velaba. Velaba y meditaba en su suerte feliz.
No tanto como tú..., pero en fin, vamos tirando respondió Ramoncito. No, no, tú eres más guapo.... Y si no que lo digan estas niñas.... Un poco flacucho estás, sobre todo desde hace una temporada, pero ya doblarás en cuanto se te pase eso. No tiene que pasarme nada.... Ya sé que nunca podré ser de tantas libras como tú replicó más picado. Pues tienes más hierbas.
Esperanza sería más rica que Ramoncito, porque la hacienda de D. Julián era sólida y considerable; pero aquél, que tampoco estaba en la calle, tenía ya comenzada con buenos auspicios su carrera política. Los padres de la chica ni se oponían ni alentaban sus pretensiones.
Ramoncito se puso serio repentinamente, casi casi pálido, y comenzó a balbucir a tropezones: Lo mismo, chico.... Tan pronto arriba como abajo.... Unos días la encuentro muy amable ... es decir, amable, no; pero al menos habladora.
Mientras tanto Cobo aprovechaba el tiempo, haciendo reir con sus desvergüenzas a Pacita; pero aunque intentaba que Esperanza acogiese los chistes con igual placer, no lo conseguía. La niña de Calderón, seria, distraída, parecía atender con disimulo a lo que Ramoncito y Clementina hablaban. Pinedo se había levantado y hacía la corte al duque.
Palabra del Dia
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