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Actualizado: 12 de junio de 2025
¡Oh! cada día está más rígida refunfuñó Mabel. No debo ir aquí, ni tampoco allá; se asusta de que hable con este hombre o con aquel otro, y así todo por el mismo estilo. Verdaderamente, me voy cansando de esto, le aseguro declaró, sentándose en la silla que yo acababa de desocupar, desprendiendo el cuello de su pesada capa de pieles y acercando su precioso pie al fuego de la chimenea.
Entonces apresurose a subir para dar parte de lo que pasaba, a riesgo de perder su empleo. Amalia mandó a Concha con la llave para ver lo que ocurría. Entre ella y Paula subieron a la criatura privada de sentido, fría y rígida, con los caracteres de la muerte impresos en el rostro.
Era muy guapa, y con el hábito blanco de novicia, la cabeza prisionera de la rígida toca, muy coloradas las mejillas, lucientes los ojos, los labios hechos fuego, las manos en postura hierática y la modestia y castidad más límpida en toda la figura, interesaba profundamente.
Su pensamiento principal tiene mucha semejanza con el de El tejedor de Segovia, de Alarcón, pero no superando, sin embargo, á este último é inimitable drama. Los caracteres y las situaciones son, por lo demás, muy animados. El motivo capital, que ha impulsado al protagonista á hacerse bandolero, es la rígida observancia de la ley del honor, con arreglo á las ideas españolas.
Las luces ya estaban apagadas; mas la luna, que se erguía al nivel del agua, redonda y blanca, hería los cristales del camarote con un rayo de claridad, y entonces, medio oculta y pálida, ví rígida sobre la hamaca la figura panzuda del Mandarín, vestido de seda amarilla con su papagayo entre las manos. ¡Era él otra vez! Y fué él perpetuamente. Fué él en Singapore y en Ceilán.
El viejo, a pesar de su tacañería y sus manías, era un hombre puro y recto. Juanito pensaba ir en su busca como en otros tiempos, pues sus consejos eran como un baño de dignidad y rígida honradez, que le hacían resistir mejor la atmósfera de putrefacción moral de su casa. Cada vez se sentía más alejado de la familia.
Y este primer punto asentado, pasemos á otro, y permítame V. md. que empiece riñéndole, pues cuanto ha granjeado del mundo en aplausos, parece se los retribuye en desprecios; y por rígida que sea la filosofía, no hallo yo que toquen sus desengaños en ingratitudes.
Todas sus ideas sufrieron trastornos más o menos febriles, las imágenes se disfrazaron, cual si fuesen a las máscaras, tomando cara y apariencia de lo que no eran, y la única sensación dominante con alguna claridad en aquel desorden fue la de estar inmóvil y rígida, con los movimientos involuntarios suspendidos y los voluntarios desobedientes al deseo.
Su expresión rígida, tan poco adecuada a su fisonomía fina y sonriente, se fue dulcificando poco a poco. Suspiró profundamente y me dijo con un poco de tristeza: Me creía muy amigo de usted para que me tuviera tanto tiempo privado de sus confidencias. Balbucí unas excusas sobre la incertidumbre de mi porvenir y sobre los obstáculos que hubieran podido eternizar mi noviazgo.
Era una nota del celeste coro En los espacios del Señor perdida, Que al encontrar tu corazon sonoro Lo hizo vibrar, como á la urna de oro Por el acero herida. Era una gota de divina esencia Por un ángel en tu alma derramada, Emanacion de la alta providencia Que impregnando tu rígida conciencia Dejóla perfumada.
Palabra del Dia
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