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Un licenciado del ejército me dijo después que habían abierto una taberna, en no qué ciudad del Garona y que Rosa sigue haciendo de las suyas y él bebe tanto vino y cerveza como diez de sus parroquianos. ¿? Pues aquí acaba nuestra querella, dijo Simón envainando la espada.

Entre sus manos robustas Una guitarra se mira, Que blandamente suspira Como querella de amor, Y mientras ruge en los cables El pampero embravecido, De su guitarra al sonido Entona aquesta cancion. "Es mi goleta el cisne de este rio Que tiende el ala cuando brilla el sol: Es en el puerto libre como el viento Y en altos mares libre como yo.

Pues qué, ¿no se le había advertido que al desposarlo causaba su ruina? Y ni aun decirle podía en qué fundaba su negativa, dándose a misma, proporcionando a él ese postrer consuelo; no podía, sin hacer traición a su palabra leal, sin arrastrarlo a fuer de caballero, a empeñar una querella de familia cuyos resultados serían funestos para su propio elegido.

Rabiosos, locos de odio y de cólera, los dos desgraciados siguieron cambiando durante largo rato insultos, llorando, gritando, jurando. Al fin, cansados, postradísimos, olvidada la ruda querella que acababa de tener lugar entre ellos, se sentaron uno junto a otro y comenzaron a hablar tranquilamente. Los niños se pusieron de nuevo a jugar y a hacer ruido en la habitación próxima.

Que de tal modo la fatal estrella, Influye destos tristes, que no puedo Dar felice despacho á tu querella. Del querer de los hados solo un dedo, No me puedo apartar, ya tu lo sabes, Ellos han de acabar, y ha de ser cedo. Primero acabarás que los acabes, Le respondió madama, la que tiene De tantas voluntades puerta y llaves.

Si es de gente gascona el decir en alta voz lo que piensan, tampoco falta quien tache á los ingleses de fríos y taciturnos. Pero ya lo habéis oído, señores de Gascuña; los mismos que acaban de tener con vosotros una querella pueril os reconocen el valor y las dotes de todo honrado caballero. Captal, Clisón, Pomers, Briquet, cuento con vuestra palabra.

¿Sabrá usted quejarse amargamente, y entablar una querella criminal contra el primero que se atreva a decir en letras de molde que usted no lo hace todas las noches sobresalientemente? ¿sabrá usted decir de los periodistas que quién son ellos para?... Vaya si sabré; precisamente ese es el tema nuestro de todos los días. Mande usted otra cosa.

Pienso, pues, que la señora puede estar tranquila. Entonces dijo Juana después de una pausa , ¿usted cree que va a dar muerte al señor de Lerne? ¡Oh, matarle! espero que no... pero indudablemente le herirá o le desarmará, lo que es más probable, sobre todo si la querella no es muy seria.

"No tengo, pensó, más que una probabilidad de salirme con la mía; buscar querella á Fortunato, hacerle salir de sus casillas, obligarle á pronunciar una palabra violenta y llamar en mi socorro á Mauricio y Herminia, procurando que consideren mi causa como suya Entonces le pongo en la puerta y todo se ha salvado." No bien formado por ella este plan, empezó á ponerle por obra.

» ¡Ah! exclamé yo entonces , ¡si usted se viera en el mío!.. Pero también acepto esas leyes que me son tan desfavorables en esta triste querella. ¿Qué teme usted del mundo en el caso implorado por ?: ¿que caiga sobre Ángel la ignominia de la madre de su mujer?