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"No tengo, pensó, más que una probabilidad de salirme con la mía; buscar querella á Fortunato, hacerle salir de sus casillas, obligarle á pronunciar una palabra violenta y llamar en mi socorro á Mauricio y Herminia, procurando que consideren mi causa como suya Entonces le pongo en la puerta y todo se ha salvado." No bien formado por ella este plan, empezó á ponerle por obra.

En realidad, lo que le enfadaba extraordinariamente no era ostentar sus encantos, porque estaba cierta de no hacer gesto, ademán ni movimiento indecoroso: la causa principal de su enojo era el tener que salir entre otras mujeres desapudoradas y venales que alardeaban de su desnudez, y con quienes había de alternar y confundirse. Esto la sacaba de sus casillas.

Eran las casillas de su entendimiento tan estrechas y bien ordenadas, que una vez que penetraba una idea en la que le correspondía, quedaba encajada, embutida, e incrustada per in sæcula sæculorum. Me voy dijo María, tirando la pita, de modo que vino a dar ruidosamente contra fray Gabriel, que vuelto de espalda y agachado, ataba su centésimo vigésimo quinto vencejo.

Y esto no es un programa de gobierno, sino que se cumplirá en todas sus partes. La Marquesa, don Robustiano y Paquito me han prometido ayudarme, y Visitación, que estaba en la platea de Páez, también me dijo que contara con ella para sacarte de tus casillas.... , señora, saldremos de nuestras casillas. No quiero más nervios, no quiero que Frígilis diga que no eres feliz.... ¿Qué sabe él?

Así trascurrían los meses y se acercaba el aniversario de la muerte del pobre Gabriel cuando las amigas íntimas de Emilia comenzaron a importunarla con avisos y advertencias que la sacaban de sus casillas.

La irritaba que nadie pudiera prever sus enfados y rabietas, odios y venganzas; prefería incomodarse y enfurecerse por motivos de los que nadie esperase tales resultados, y desorientar al más experto observador quedándose fría, tranquila, impasible, ante injurias y daños que los demás podrían creer que la iban a sacar de sus casillas.

Se alzó de la silla y, acercando su rostro al de la joven, le dijo con frase lenta y amenazadora: ¿Sabes, chiquilla, que ya me voy atufando, y que si llegas á sacarme de mis casillas habrá que sentir? Lo sentiré por última vez, te lo juro. Pégame, mátame... aprovéchate ahora, porque en cuanto ponga el pie en la calle se concluyó todo. El guapo la miró fijamente y en silencio.

278 Pero en ese punto mesmo sentí que por las costillas un sable me hacía cosquillas y la sangre me heló; dende ese momento yo me salí de mis casillas. 279 Di para atrás unos pasos hasta que pude hacer pie; por delante me lo eché de punta y tajos a un criollo; metió la pata en un hoyo, y yo al hoyo lo mandé.

Por lo general, es hombre pacífico y comedido; mas en cuanto se le habla de Pericles sale de sus casillas y suelta horrores por la boca. Hace algunos años escribió un folleto fulminante contra él. En todo Asturias se conoce este documento, que es chistosísimo. Oigan ustedes algo: «Á buena fe, Pericles; á buena fe, don traidor, suspiros y lágrimas asaz engendrará vuestra desbocada ambición.

Pero lo que le sacaba de sus casillas eran Las noches de Young, traducidas por Escóiquiz; y él se sumergía en aquél océano de tristezas, identificándose de tal modo con el personaje, que á veces le encontraban por las mañanas pálido, extenuado y sin acertar á pronunciar palabra que no fuera lúgubre y sombría como un responso.