Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 1 de mayo de 2025
¿Ha estado usted malo? ¡Quiá! ¿quién? ¿yo? ¡ni pensarlo! Pues qué, ¿tengo mala cara? Dígame usted con franqueza... ¿tengo mala cara?... Pálido... ¿tal vez? ¿pálido?... No, no, nada de eso. Pero... se me figura que está usted menos alegre, preocupado... qué sé yo.... Don Víctor suspiró otra vez. Tras una pausa preguntó, con tono quejumbroso: ¿Ha leído usted eso? ¿Qué es eso?
Y hablando a gritos se había puesto de pie, agitando con fuerza sus puños, como si retorciese una palanca imaginaria. Ya no era el mismo ser tímido, panzudo y quejumbroso. En sus ojos brillaban pintas rojas como salpicaduras de sangre; el bigote se erizaba y su estatura parecía mayor, como si la bestia feroz que dormía dentro de él, al despertar, hubiese dado un formidable estirón a la envoltura.
Poco después de la Queda salían los hermanos, que tenía cada uno de ellos la misión de recorrer un barrio, del que llegaban á conocer todos sus rincones, encrucijadas y callejas; iban por entre las sombras con paso reposado y lento, y en determinados lugares se detenían y bajando el embozo de la capa, con tono quejumbroso gritaban: ¡Para hacer bien y decir misas por los que están en pecado mortal!
Recuerdo que una vez había estado yo borroneando papel hasta mucho más tarde de la hora a que acostumbraba a despedir a De-Hinchú, y habíaseme olvidado completamente su presencia en la silla al lado de la puerta, cuando de pronto llegó a mis oídos una voz en tono quejumbroso, que decía: Chylee. Volvime maquinalmente. ¿Qué dices? ¡Yo decir: Chylee! ¿Y qué? dije con impaciencia.
Cuando fatigados de tantos viajes recalaban en Madrid y vivían separados por algún tiempo, él en casa de su hermana, ella con una tía a la que consideraba como una segunda madre, esta separación parecía enardecer sus celos. Al verse Teri por las tardes en el cerrado dormitorio, adonde llegaba suave y quejumbroso el sonido de «la campana de don Miguel», tenía de pronto exabruptos coléricos.
El canto quejumbroso y melancólico de los pueblos tristes y moribundos, despertaba inexplicables recuerdos, ecos de una existencia anterior. El alma morisca se estremecía en ellos oyendo aquellas coplas de muerte, de sangre, de amores desesperados y fanfarronas amenazas.
Saint-Pair, la Villa Blanca, el mar bretón, la campiña normanda, la Brecha de los Ingleses, la capilla de Santa Ana, ¿era todo eso un sueño, una ilusión, una quimera? Liette estaba a veces por preguntárselo. Un balido quejumbroso y una cabeza rizada que se apoyó en su falda, respuesta indirecta a su pregunta, arrancáronle un suspiro involuntario.
Y por su imaginación danzaban ideas sueltas, apenas esbozadas, que parecían buscarse y perseguirse para completar un pensamiento. De pronto, al sonar a lo lejos otra vez el quejumbroso padrenuestro de la fiera encerrada, el periodista se incorporó nerviosamente, como si acabase de atrapar la idea fugitiva, fijando su vista en aquel saco que estaba a los pies del recién llegado.
El Chiquito cobraba nuevas fuerzas al ver junto á él á sus protectores, y partía en una carrera loca de furiosos golpes, espoleado por nerviosa energía: pero el cansancio de los músculos tornaba á imponerse, y el acero sonaba quejumbroso en la piedra, sin avanzar gran cosa. ¡Arrea, ladrón! mugían sus ricos padrinos ¡Fuerza... porrones! ¡Me caso con tu madre!...
Los pájaros, que van a entregarse al sueño, gorjean en las ramas, una leve brisa sopla en los pámpanos y el sordo murmullo de la presa sirve de acompañamiento... ¡Cómo ha cambiado su humor de repente! Estaban alegres al empezar; pero las tonadas que cantan son cada vez más tristes, y el acento de sus voces cada vez más quejumbroso.
Palabra del Dia
Otros Mirando