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Actualizado: 10 de mayo de 2025


No, no, Sancho amigo, huye, huye destos inconvinientes, que quien tropieza en hablador y en gracioso, al primer puntapié cae y da en truhán desgraciado. Enfrena la lengua, considera y rumia las palabras antes que te salgan de la boca, y advierte que hemos llegado a parte donde, con el favor de Dios y valor de mi brazo, hemos de salir mejorados en tercio y quinto en fama y en hacienda.

Un puntapié vigoroso, aplicado en semejante parte, modificó un tanto la risa, y puesta la mano en la parte dolorida, Pacorrito salió de la cocina. Su cabeza seguía trastornada.

Comerás las sobras de la mesa. Eres un roío gandul, un roío holgazán, un roío bergante, y acabarás en presidio. Como usted dijo Mariano con descaro. ¡Roer!, no te me subas a las barbas, porque de un roío puntapié vas a parar a Flandes. Yo soy una persona decente. Los holgazanes y gandules me cargan, ¡taco!

No había sabido resistir las asechanzas del amor terrenal; no había sido como un sinnúmero de santos, y entre ellos San Vicente Ferrer con cierta lasciva señora valenciana; pero tampoco era igual el caso; y si el salir huyendo de aquella daifa endemoniada fue en San Vicente un acto de virtud heroica, en él hubiera sido el salir huyendo del rendimiento, del candor y de la mansedumbre de Pepita, algo de tan monstruoso y sin entrañas, como si cuando Ruth se acostó a los pies de Booz, diciéndole Soy tu esclava; extiende tu capa sobre tu sierva, Booz le hubiera dado un puntapié y la hubiera mandado a paseo.

¡Ah! tiene usted suerte, me dijo Mauricio; es una prenda de rey. Recuerdo que Mauricio, recordando un puntapié que le valió esta observación, habló en lo sucesivo con el más profundo respeto de la señorita Amparo. Fuime a una joyería y gasté los tres mil reales que me había dado Amparo, en una bonita cruz de diamantes para ella.

De un puntapié apartó Piola las maderas mal unidas que cerraban la entrada del rancho. La presencia del cordillerano hizo que Manos Duras abandonase su lucha con Celinda.

¡Por el montón de oro que aguarda á los buenos arqueros! ¡Y por las muchachas bonitas! gritó Simón. ¡Y se acabaron los brindis, canastos! añadió pegando tremebundo puntapié al tonel que tenía más cerca. Con cantos, risas y chanzas fueron desfilando los alegres arqueros, y no tardó en reinar completo silencio en la poco antes bulliciosa sala de La Rosa de Aquitania.

Esto fue acompañado de un bofetón y de un puntapié tan violento, que el grumete, que estaba en lo alto de la escalera del sollado, desapareció como por encanto, y llegó al fondo de la cala resbalando con rapidez a lo largo de los tramos de la escalera. Llegado al final de su viaje, el grumete se levantó y dijo frotándose los riñones: Estaba seguro; lo he conocido en el modo de mascar el tabaco.

¡India, Pampa, china fea! dijo adelantando la zarpa de nuevo. Ella le pidió castañas; él la dió un puntapié. Y se marchó, soplándose los dedos: tanto frío hacía.

Cada puntapié dado por el gigante levantaba nubes de arena, y en ellas se veía flotar siempre algún pigmeo, los brazos y las piernas abiertos lo mismo que las ranas, unas veces con la cabeza arriba, otras con la cabeza abajo. La cólera del coloso no encontró á los pocos momentos enemigos que perseguir. Todos habían huído.

Palabra del Dia

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