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Actualizado: 17 de junio de 2025


- que la esperaba, mi Sr. Es verdad. Yo no falto. Gracias a Dios, me voy defendiendo, que no es flojo milagro con estas heladas y este pícaro viento Norte, capaz de encajarle una pulmonía al caballo de la Plaza Mayor. Y , Pulido, ten cuidado. ¿Por qué no te vas adentro? Yo soy de bronce, Sr. D. Carlos, y a ni la muerte me quiere.

Y cuando más descuidado está el cazador, viene callandito por detrás una pulmonía de la finas, le apunta, tira, y me le deja seco. Madrid. Enero de 1886. Parte segunda Maximiliano Rubín i

Pues si vamos al coche, no es posible imaginarse los temores, las agitaciones sin cuento que le costaba. Cada vez que el cochero le decía que un caballo estaba desherrado, era un disgusto. Tenía un tronco de yeguas francesas de bastante precio. Las mimaba tanto o más que a sus hijos. Sacábalas a paseo por las tardes; pero no le conducían al teatro por miedo a una pulmonía.

Nadie pudo contrarrestar el empuje de aquella lógica inflexible. Asistía en aquel momento a Mario, presa de una pulmonía. El único que se atrevió a protestar, «aunque sólo desde el punto de vista de la estéticafue D. Dionisio Oliveros, el bardo del ministerio de Ultramar. Oliveros confesaba con su voz de bajo profundo que él no era filósofo, odiaba el análisis.

Unas decían: «Esperadme ocho días más, porque si bien nuestro asunto está terminado, no quiero marcharme sin hacer una pequeña contrata de pinos, pues desde aquí oigo los gritos de la casa de los Cigarrales pidiéndome que la ensanche». Más adelante escribía: «Con estos malditos temporales no hay carricoche que se atreva con las Siete Revueltas», y una semana después se disculpaba así: «Un excelente amigo, que vive en la misma posada, ha caído en cama con tan fuerte pulmonía que no me es posible abandonarle en este solitario pueblo.

Cuando Aurelia estuvo en edad de hacerlo, también comenzó a ayudar a la madre en esta tarea de ahuyentar todo dolor, de arrancar las espinas, por pequeñas que fuesen, del camino del joven entomólogo. Desgraciadamente, mejor pudiéramos decir naturalmente, pues que la felicidad es imposible en este mundo, esta existencia dichosa tuvo pronto un término. Isabel cayó enferma con pulmonía.

Poco más de dos años hacía que estos chicos habían quedado huérfanos de madre, muerta, según decían en la aldea, «de punta de costado y pulmoníaDesde entonces, Ángela y Rosa quedaron al frente del manejo interior de la casa, lo cual no les excusaba de asistir al trabajo en tiempo de labores, para ayudar a su padre, a Rafael y al criado.

Estas retóricas desoladoras dejaban a Telva perfectamente fría. Decía para : «La señorita está más loca que un vencejoAl cuarto día de ausencia, Felicita no pudo resistir más, y envió a Telva a la fonda del Comercio, a que averiguase discretamente qué era de don Anselmo Novillo. Al volver, soltó de sopetón y sin preámbulos lo que sabía. Pues don Anselmo está muy malito con pulmonía.

El inglés entró, y a poco, cuando ya su amo estaba vestido, le trajo el . Guillermina, sirviéndole el desayuno, le decía: «Abrígate bien, que las mañanas están frescas. No sea cosa que por empezar tu vida nueva, vayas a coger una pulmonía». Mejor... me he convencido de que vivir es la mayor de las sandeces le dijo él, bajando la escalera . ¿Para qué vive uno? Para padecer.

La catedral se quedó con las pechinas en blanco, y Molina vendió los lienzos a un inglés. Pasado algún tiempo, el deán cogió una pulmonía en el coro, y el pintor se volvió tísico, muriendo ambos con diferencia de unas cuantas horas.

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