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Actualizado: 28 de noviembre de 2025
He hecho mal, lo confieso dijo no sin nobleza; he pronunciado palabras inconvenientes, falta imperdonable en un viejo diplomático, y pido a usted que me dispense, señorita, dándole gracias por la lección... que no aceptaría de nadie más añadió con altanería. Quedaba terminado el incidente; pero no por eso dejó de reinar cierto malestar hasta que se marcharon los convidados.
La Valenciana domina con su ardiente mirada, pero intimida ó amenaza. El hombre de educación gusta mucho allí de las intrigas políticas, y tiene al mismo tiempo, por una aparente contradiccion, muy pronunciado el sentimiento artístico. El noble, el individuo de la clase mas alta, es absolutista por excelencia. No tuve tiempo para averiguar la causa; pero establezco el hecho.
Un camino más largo, pero más fácil, que la pendiente escarpada de la montaña, nos llevó al patio de la granja, sin que una sola palabra se hubiera pronunciado entre nosotros. ¡Ay, que podría decir! Yo era más sospechoso que nadie.
Apenas quería creer don Braulio en el espiritualismo de las mujeres cuando suelen preferir a las susodichas habilidades otras virtudes varoniles; pero aun siendo así, ¿qué pruebas había dado él de estas otras virtudes? ¿Qué batalla campal había ganado? ¿Qué poema había escrito? ¿Qué discurso había pronunciado en las Cortes? ¿Qué sumas había ganado en la Bolsa, en el juego o en los negocios? ¿Qué cuadro había pintado? ¿Qué estatua había esculpido? ¿Qué flamante sistema de filosofía había creado en su mente? ¿Qué nueva máquina o artificio había dado a la industria humana?
Por la espalda y en la cintura, un lazo negro muy pronunciado servía para abultar lo que entonces quería la voluble diosa que abultase. Echaba la señorita los codos atrás con objeto de destacar el busto, actitud que escrupulosamente copiaba la segunda de Sobrado, Clara. Lola, que iba en medio, era la única a poner el cuerpo como Dios se lo dio.
No puede afirmarse que la Nela entendiera el anterior discurso, pronunciado por Golfín con tal vehemencia y brío que olvidó un instante la persona con quien hablaba. Pero la vagabunda sentía una fascinación extraña, y las ideas de aquel hombre penetraban dulcemente en su alma hallando fácil asiento en ella.
Se adelantó hacia ella y dijo con dulzura: María... La joven se estremeció ante los recuerdos que evocaba en su mente aquel nombre pronunciado por su antiguo prometido. Todo el pasado desfiló por sus ojos. Vió la casa alegre y animada, á su madre dichosa, á su hermano mimado á pesar de sus locuras, y á ella sonriente ante un porvenir de felicidad.
¿Cómo anda el cuarto del príncipe? Don Baltasar de Zúñiga no perdona medio de captarse la voluntad de su alteza; como que dicen que hace versos con él. Y aun poesías eróticas... No comprendo bien, señor. Composiciones amorosas. No; no, señor; eso se queda para el duque de... Montiño se detuvo afectando la confusión de quien ha pronunciado una palabra inconveniente y peligrosa.
Habían pronunciado su nombre y la voz era de mujer. Quedó estupefacto. Se acercó al boquete y gritó á su vez repetidas veces: «¿Quién llama? ¿quién llama?» Nadie le respondió. Entonces sospechó que se trataba de una broma que algún minero quería darle imitando voz femenina. Se alejó del agujero y tomó de nuevo la guadaña. Pero en aquel instante una idea terrible cruzó por su mente.
¡Una carga! Sí, una carga enojosa. ¿Crees tú que yo reparé jamás en...? Don Juan se detuvo, porque lo que iba á decir era inconveniente. Pero Dorotea oyó con el alma las palabras que don Juan no había pronunciado; las oyó dentro de su corazón.
Palabra del Dia
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