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Actualizado: 27 de junio de 2025
Lo verdaderamente triste es que el pueblo no le considera ya como un cazador feroz envejecido en la lucha con los osos de las montañas. Aquella leyenda se ha ido disipando poco a poco. Sus compatriotas tenían razón. Manín no era más que un zampatortas. En Lancia se ríen también de sus proezas y le miran como un viejo bufón del loco y heráldico señor de Quiñones.
Era la niña mimada de las matronas, que narraban con cariño anécdotas de mis abuelos y bisabuelos y de otros antepasados cuyos hechos y proezas debían haber sido muy notables, para que aquellas bondadosas marquesas hablaran de ellos con tanto entusiasmo.
...y el marqués me dijo: «Ahora te toca á ti, Toledo; á ver cómo cargas á la bayoneta.» Entonces, yo desnudé el sable, y á la cabeza de mi regimiento... Es un verdadero soldado interrumpió la princesa . Un digno compañero de mi héroe... El marqués me habló muchas veces de él. Y estaba segura en aquel momento de haber oído contar al taciturno Saldaña las proezas de su ayudante de campo.
La conversación volvió al tema por donde había empezado: a la guerra del Rosellón; y como D. José se apresurara a referir nuevas proezas, mi amo, cansado ya de tanto mentir, quiso desviarle de aquella materia, y dijo: «Guerra desastrosa e impolítica. ¡Más nos hubiera valido no haberla emprendido!
De allí pasaron á hablar de venganzas misteriosas, y naturalmente de hazañas frailunas contando cada uno las proezas de los respectivos curas de sus pueblos. Una cuarteta, en grandes letras negras, coronaba el friso de la sala y decía: De esta fonda el cabecilla Al público advierte Que nada dejen absolutamente Sobre alguna mesa ó silla.
Pero al llegar aquí, el joven que había visto el apartado y deseaba dar noticias interrumpió al doctor para hablar de un toro retinto que «le había dado en el ojo», y del que esperaba las mayores proezas. Los dos hombres, que habían permanecido largo rato solos en el cuarto y silenciosos después de saludarse, quedaron frente a frente, y Gallardo creyó necesaria una presentación.
Tendido entre las patas del caballo, En vez de sangre revolcado en vino: Tales son tus proezas, vil lacayo; Tales tus hechos son, vil asesino. Escoria de la fragua de los vicios, Tahur, ladron, borracho y asesino! Tu eterno compañero es el suplicio; Traicionar á los libres, tu destino. Ojos de gato, lengua de serpiente, Garras de tigre, boca de lagarto!
Después de haber recapacitado, formado su plan, y hecho los convenientes preparativos para realizarle, el maestro, a solas una noche con su hijo, en la principal sala alta de la casa, al toque de ánimas, le habló de este modo: Mira, Raimundo, tú eres hijo de un zapatero y no puedes ni debes presumir de aristócrata; pero no conviene tampoco que por seguir ciertas opiniones, muy de moda en nuestros días, te des a creer que las almas heroicas, el semillero de las virtudes y de las proezas y los corazones donde brota el germen de los más nobles sentimientos, se hallan en las tabernas y en los presidios, y que la educación esmerada más bien agosta y comprime que desenvuelve tan excelentes facultades.
Habian estos tenido lugar para informarse de todas las grandes proezas executadas por los Españoles en obsequio de la religion, y leido las memorias del célebre obispo de Chiapa, donde cuenta que degolláron, quemáron ó ahogáron unos diez millones de idólatras Americanos por convertirlos á nuestra santa fé.
Hola, caballerito dijo el conde dirigiéndose al zorro, que colgaba de la espalda de Pedro. ¿Conque entretiene usted sus ocios engulléndose las gallinas del vecindario? ¿Y se figuraba usted que sus proezas no habían de tener fin jamás? Este Pedro dijo el cura es un buen muchacho... es un buen muchacho. Nos va despejando la comarca de alimañas.
Palabra del Dia
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