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Actualizado: 21 de octubre de 2025


Soñaba con sentarse por derecho propio en los escaños rojos de la Alta Cámara, ir en coche hasta la plaza de los Ministerios, apearse lejos del zaguán para cruzar entre filas de curiosos, que murmurasen, «ese es el duque de Algaliaentrar luego en el salón de conferencias, andar solo por los rincones como quien medita un plan, estrechar la mano a los ministros, acoger las peticiones de los pretendientes, diciendo «veremos,» o «haré lo que pueda;» y salir después de una votación exclamando: «¡Los deberes políticos!» «Mi conciencia!» «¡El partido!» «¡Las instituciones!...»

Y aunque Gonzalo advertía con cierto disgusto que debía de haber en aquella adoración más deseo de la dote que verdadero amor, procuraba lisonjearla hablándola de sus pretendientes. Ella rehuía la conversación con silencio obstinado, sonriendo vagamente para no dejar traslucir su pensamiento; hasta que al cabo se veía precisado a hablarle de otra cosa.

Evitaba bajar por la noche a Can Mallorquí, temeroso de estorbar con su presencia las conversaciones de la familia acerca de los pretendientes de Margalida. En las noches de festeig experimentaba mayor desazón; y sin explicarse el motivo, asomábase a la puerta de la torre, mirando ávidamente hacia la alquería.

Durante la ausencia del Conde no se presentó la Condesa en reuniones ni en teatros; vivió bastante retirada, pero no faltaron galanes y pretendientes que procurasen hacerse amar de ella. La Condesa los desdeñó a todos.

Felipe II había sometido á su cetro á Portugal, después de la muerte del cardenal Enrique; pero D. Antonio, prior de Ocrato, y uno de los pretendientes al trono de Portugal, había sabido captarse la protección de Francia é Inglaterra y encontrado en las Azores numerosos y resueltos partidarios.

Serafina, la joven princesa de Ursino, se ve perseguida en su corte por muchos pretendientes á su mano, siendo el más favorecido su primo Federigo, que la ha salvado recientemente de un incendio con peligro de su vida.

Poco después seguía por las calles al lacayo del duque de Lerma. Llena estaba la antecámara de audiencias de palacio de pretendientes, cuando el tío Manolillo llegó al alcázar.

Sin embargo, aunque cubierta por mi tutela de un barniz de respetabilidad, ciertas familias... timoratas... tendrían ciertos escrúpulos. Pero, en suma, no le faltarán pretendientes aceptables y más de un noble arruinado, aficionado a la buena vida, querrá dorar su blasón gracias a la generosidad asegurada de su suegro.

Resulta de esto, al cabo, que la viva y mundana Eugenia no adelanta nada en sus amores, mientras la callada y pacífica Clara se apropia sus pretendientes. El cándido y rústico Toribio es un personaje hábilmente diseñado y de un carácter cómico extraordinario, y de aquí que esta caricatura tenga semejanza con las comedias llamadas de figurón. Mañanas de abril y mayo.

Todos estos diálogos, y otros muchos por el estilo, oía don Simón a su entrada en los Ministerios, mientras se abría paso entre aquel enmarañado laberinto de pretendientes y otorgantes; y en semejante ocasión, como era bastante novel en el tráfico para haber perdido el rubor por completo, solían saltarle a la cara algunas chispas de él..., lo cual no le impedía llegar con sus peticiones al punto en que habían de ser atendidas.

Palabra del Dia

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